domingo, 31 de mayo de 2009

Israel rechaza al Mesías.

Israel rechaza al Mesías (12, 12-36)
12, 12. Al día siguiente, la multitud que había llegado para la fiesta, al oír que Jesús llegaba a Jerusalén,
13. cogieron los ramos de las palmas, salieron a su encuentro y empezaron a dar gritos:
-¡Sálvanos! ¡Bendito el que llega en nombre del Señor, el rey de Israel!
14. Pero Jesús encontró un borriquillo y se montó en él, como estaba escrito:
15. No temas, ciudad de Sion,
mira a tu rey que llega
montado en un borrico.
16. Sus discípulos no comprendieron esto al principio, pero cuando Jesús manifestó su gloria se acordaron de que había hecho con él lo mismo que estaba escrito.
17. Daba testimonio la gente que había estado con él cuando llamó a Lázaro del sepulcro levantándolo de la muerte.
18. Precisamente por eso le salió al encuentro la multitud, por haberse enterado de que había realizado aquella señal.
19. A esto, los fariseos se dijeron entre ellos:
-Estáis viendo que no adelantáis nada: mirad, todo el mundo se ha ido detrás de él.
20. Algunos de los que subían a dar culto en las fiestas eran griegos;
21. éstos se acercaron a Felipe, el de Betsaida de Galilea, y le rogaron:
-Señor, quisiéramos ver a Jesús.
22. Felipe fue a decírselo a Andrés; Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús.
23. Jesús les respondió:
-Ha llegado la hora de que se manifieste la gloria del Hombre
24. Sí, os lo aseguro: Si el grano de trigo una vez caído en la tierra no muere, permanece él solo; en cambio, si muere, produce mucho fruto.
25. Tener apego a la propia vida es destruirse, despreciar la propia vida en medio del orden este es conservarse para una vida definitiva.
26. El que quiera ayudarme, que me siga, y así, allí donde yo estoy, estará también el que me ayuda. A quien me ayude lo honrará el Padre.
27. Ahora me siento fuertemente agitado; pero ¿qué voy a decir: “Padre líbrame de esta hora”? ¡Pero si para esto he venido, para esta hora!
28. ¡Padre, manifiesta la gloria de tu persona!
Vino entonces una voz desde el cielo:
-¡Como la manifesté, volveré a manifestarla!
29. A esto, la gente que estaba allí y la oyó decía que había sido un trueno. Otros decían:
-Le ha hablado un ángel.
30. Replicó Jesús:
-Esa voz no era por mí, sino por vosotros.
31. Ahora hay ya una sentencia contra el orden este, ahora el jefe del orden este va a ser echado fuera.
32. pues yo, cuando sea levantado de la tierra, tiraré de todos hacia mí.
33. Esto lo decía indicando con qué clase de muerte iba a morir.
34. Le replicó la gente:
-Nosotros hemos aprendido de la Ley que el Mesías sigue para siempre, ¿cómo dices tú que el Hombre tiene que ser levantado en alto? ¿Quién es el Hombre?
35. Les contestó Jesús:
-Todavía un poco de tiempo va a estar la luz entre vosotros; caminad mientras tenéis luz, para que no os coja la tiniebla, pues el que camina en la tiniebla no sabe a dónde va.
36. Mientras tenéis luz, prestad adhesión a la luz, y así seréis partícipes de la luz.
Así habló Jesús. Luego se fue, ocultándose de ellos.

EXPLICACIÓN.

12-36. La capital, repleta de peregrinos (12). Los ramos de las palmas (13), que se agitaban en la fiesta de las Chozas, la gran fiesta mesiánica (septiembre) (7,2). Jn une así el éxodo-liberación (Pascua) con el mesianismo (Chozas). Gritos que expresan el anhelo de salvación (Sal 118,25s), la que esperan de Dios por medio del Mesías; rey de Israel (cf. 6,15), horizonte nacionalista. Jesús reacciona a la aclamación montándose en un borriquillo (14-15): se alude a Sof 3,16; Miq 4, 6-8; Zac 9,9 (No temas, en lugar de “Alégrate”); el Mesías viene a liberar a los oprimidos del temor (cf 7,13). Al tomar el borrico por montura desmiente Jesús toda expectación de violencia y de grandeza mundana (Zac 9,9).
Los discípulos no comprenden (cf 2,17.22); comprenderán cuando manifieste su gloria/amor en la cruz; el letrero (19,19: “Jesús Nazareno, el rey de los judíos”) les hará comprender cuál es su mesianismo.
Vuelve a describirse con más detalle la escena inicial (17-18), precisando el motivo de las aclamaciones; la multitud son “los muertos que oyen su voz” (5,25); esperanza de liberación. La presencia de Jesús hace salir de la ciudad a los que habían acudido a la fiesta, centrada en el templo. Se ha acercado a Jerusalén (12), centro de la opresión /10,3s; Sof 3,18s), para vaciarla.
Los fariseos (Ley/ideología/tiniebla) no participan (19: entre ellos): se reprochan el éxito de Jesús (no adelantáis nada). La multitud pasa de las tinieblas a la luz (Jesús).
Griegos, no judíos, prosélitos o simpatizantes (20-22). Subían para dar culto, pero al encontrar a Jesús renuncian a su propósito. Felipe y Andrés, de Betsaida (“lugar de pesca”, posible alusión a la misión) (1,44). Felipe consulta a Andrés y, los dos, a Jesús: dificultad de las comunidades en decidirse a difundir el mensaje entre los paganos (cf. Zac 9,13; Sof 3,9).
Jesús no habla directamente a los griegos (23): la misión con los paganos tocará a sus seguidores. La hora final, la de su muerte, manifestará su gloria/amor y permitirá la misión. No se produce vida/fruto sin da la propia (24); amar es darse sin escatimar, hasta desaparecer, si es necesario. Solamente el don total libera las capacidades del hombre. Esta muerte no es un suceso aislado, sino la culminación de un proceso de donación de sí mismo. La fecundidad no depende de la transmisión de una doctrina, sino de una muestra extrema de amor (si no muere, permanece él solo). Sólo quien no teme a la muerte (25) puede entregarse hasta el fin, llevando su vida a su completo éxito. Infundir temor, la gran arma del orden injusto; el apego a la vida lleva a todas las abdicaciones. Ser discípulo significa colaborar en la tarea de Jesús (26), aun en medio de la hostilidad y persecución; el que colabora se encuentra, como Jesús, en la esfera del Espíritu, en el hogar del Padre (7,34; 8,29). El hombre libre posee su vida, su presente, y en cada presente puede entregarse del todo: la entrega total en cada momento es el significado de “morir”. Lo honrará el Padre, como a hijo.
El ser de Jesús se rebela ante su muerte (27), paroxismo del odio y máximo de la injusticia; horror del amor ante el odio, pero su muerte dará sentido a su vida entera; su amor supera la debilidad de la carne. Reacciona reafirmando su decisión de llevar a cabo su obra (28); por eso, pide al Padre que manifieste su amor en su propia entrega. La respuesta confirma la actitud de Jesús. Voz significa también “trueno” (Éx 19,16.19). La bajada del Espíritu (1,32: bajar del cielo) fue la manifestación del amor del Padre a Jesús; ahora habrá una manifestación visible para todos, la nueva teofanía, el Hombre en la cruz, de quien fluirá la vida (3,14s; 7,37-39). Interpretaciones (29): amenaza (trueno, cf. Sal 29,3ss) o mensaje de Dios a Jesús (ángel). El mensaje es para ellos (30) y les revela la misión de Jesús.
El orden este (31), el sistema de poder enemigo de Jesús y de sus discípulos (cf. 8,23). Su jefe personifica el círculo de poder, mostrando su común motivación y la unidad de intento; son los dirigentes, hijos y agentes del Enemigo (“el diablo”), que designa al dios-dinero (el tesoro del templo, 8,44). Jesús vino para abrir un proceso contra el orden este (9,39); ahora existe la sentencia (cf. 3,19). Echado fuera de la esfera de Dios, pues, en su cruz/exaltación, Jesús se convertirá en centro que atraerá a los hombres (Os 11,4) a una entrega como la suya, la del Hombre-Dios, para formar una sociedad conforme al designio divino (32-33).
La Ley (34) = los escritos del AT, que incluían la idea de un reinado sin fin (Sal 89,4s; Sal 110,1; Is 9,6). Extrañeza que anuncia el rechazo. La multitud judía, educada en la Ley, que ha aclamado a Jesús como Mesías (12), espera la solución definitiva del gobierno de un rey davídico perpetuo (7,42). Esperan una gloria (23) que no es la del amor; en el ser levantado en alto (329 ven solamente la muerte; no comprenden ese mesianismo. La ley no los ha estimulado a la libertad ni a la responsabilidad personal. Buscan un rey glorioso; esperan la salvación del poder, que no les exige compromiso. Pero la salvación no viene del poder de uno, sino del amor de todos. Desean la reforma de las instituciones; no entran en su horizonte el cambio personal ni la plenitud humana.
Jesús les recuerda (cf 7,33) la urgencia de la opción (35-36). Es el último aviso. Esperan liberación, pero según los falsos principios del sistema (la tiniebla, cf. Is 59,9s) (34: hemos aprendido de la Ley), no la que Jesús les ofrece (la luz, cf. Is 2,5; 9,1; 42,16; 55,9s; 60,19, etc.) (cf. 8,12).
Jesús se aleja. Ha terminado su contacto con Israel, que no lo acepta como Mesías (1,11). La Ley (34), enseñada por los fariseos (19), les impide ver.

SÍNTESIS.

Se oponen dos concepciones de la salvación: la del pueblo, que concibe al Mesías en términos de poder y realeza humana; la de Jesús, que la pone en la plenitud del hombre, en la entrega por amor. La multitud no quiere un Mesías que los haga libres para llegar a la plenitud humana, sino a uno a quien obedecer, eximiéndose de la responsabilidad. No quieren libertad responsable, sino sumisión a un poderoso que se encargue de arreglar la sociedad.

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