domingo, 26 de julio de 2009

Las causas de incredulidad.

Las causas de incredulidad.
(Jn 12,37-43).

12, 37. A pesar de tantas señales como llevaba realizadas delante de ellos, se negaban a darle su adhesión;
38. así, se cumplieron las palabras que dijo el profeta Isaías:

Señor, ¿quién ha creído nuestro anuncio?
Y ¿a quién se ha revelado la fuerza del Señor?

39. Y no podían creer por aquello que dijo en otra ocasión Isaías:

40. Les ha cegado los ojos
y les ha embotado la mente,
para que sus ojos no vean
ni su mente perciba
ni se conviertan
ni yo los cure.

41. Esto lo dijo Isaías hablando de él, porque había visto su gloria.
42. A pesar de todo, muchos, incluso de los jefes, le dieron su adhesión, pero por causa de los fariseos no lo confesaban, para no ser excluidos de la sinagoga,
43. prefiriendo la gloria humana a la gloria de Dios.


EXPLICACIÓN.

37-43. El evangelista comenta lo que acaba de suceder (37). A pesar de la evidencia de las señales liberadoras (su fuerza/su brazo), el pueblo no ha dado su adhesión a Jesús; en ello ve Jn el cumplimiento de Is 53,1 (38), que el profeta aplicaba al Servidor de Dios. La razón del rechazo está formulada con el texto de Is 6,9s (39-40). Pero, a diferencia de Is, es la Ley, apoyo e instrumento del régimen judío, la que ha cegado al pueblo; la gran tragedia de éste es haber hecho suya la ideología del sistema que lo oprime; no yo los cure, como al paralítico (5,6.9.11.13). Isaías vio la gloria de Jesús (Is 6,3) (41), porque ésta es la del Padre. Tremenda responsabilidad de los dirigentes (42-43), que, por miedo a perder su posición, callan, traicionando al pueblo (cf. 5,44). Han visto que lo que creían verdadero era falso, pero siguen defendiéndolo; aceptar la gloria/amor al hombre que perciben en Jesús significa perder su posición de privilegio.

SÍNTESIS.

Dilema del hombre cuando la acción de Dios derriba sus antiguas seguridades doctrinales: o se fía de Dios y acepta el riesgo, o se cierra al Espíritu y se aferra a sus convicciones pasadas, aun sabiendo que carecen de validez. Es la opción entre luz y tinieblas. El hombre se juega en ello su porvenir.

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