jueves, 28 de mayo de 2009

La sentencia de muerte contra Jesús.

La sentencia de muerte contra Jesús (11, 47-53).
11, 47. Los sumos sacerdotes y los fariseos reunieron entonces una sesión del Consejo y decían:
-¿Qué hacemos?, porque ese hombre realiza muchas señales.
48. Si lo dejamos seguir así, todos van a darle su adhesión y vendrán los romanos y quitarán de en medio nuestro lugar sagrado e incluso nuestra nación.
49. Pero uno de ellos, Caifás, que era sumo sacerdote el año aquel, les dijo:
-Vosotros no tenéis idea;
50. ni siquiera calculáis que os conviene que un solo hombre muera por el pueblo antes que perezca la nación entera.
51. Esto no lo dijo por cuenta propia; siendo sumo sacerdote el año aquel, profetizó que Jesús iba a morir por la nación;
52. y no sólo por la nación, sino también para reunir en uno a los hijos de Dios dispersos.
53. Así aquel día acordaron matarlo.

EXPLICACIÓN.

47-53. Reunión oficial en ambiente pesimista (47). Señal, hecho que apunta a una realidad superior, que ellos se niegan a reconocer; las señales son liberadoras y ellos, los opresores, las ven como un peligro para su hegemonía (48). Que los hombres pierdan el miedo a la muerte alarma al sistema de poder. Buscan en el terreno político (los romanos) un motivo que justifique su oposición a Jesús: un alboroto mesiánico habría provocado la intervención romana. No se preguntan si Jesús es verdaderamente el Mesías; Dios no entra en sus cálculos.
Caifás (49), el que actúa como jefe del pueblo. Ejerce su función proponiendo una salida: sacrificar a un hombre en beneficio del pueblo. Habla con rudeza, sin respeto al Consejo (no tenéis idea), pero apela al interés corporativo (os conviene) (cf. 2 Sm 17, 2-3) (50): pueblo, los sujetos de la alianza (Éx 19,5); nación, la organización política teocrática, centrada en el templo.
En Israel, el sumo sacerdote había sido instituido para ser intermediario entre Dios y el pueblo. Último mensaje de Dios por su medio (51-52); anuncia ciegamente el designio de Dios, sin comprenderlo. Usan la injusticia para defender el templo y la nación; quieren derramar sangre inocente (cf. Jr 7, 5-7). Queda sellado el rechazo de Jesús: “los suyos no lo acogieron” (1,11). Las palabras de Caifás son profecía: “el pueblo” a que él se ha referido abarcará hombres de otras razas y pueblos. Su distintivo no será la consanguinidad con Abrahán (8,33.37.39), sino la consanguinidad con Dios (los hijos de Dios), por haber nacido de él (1,13) mediante el Espíritu (3,6). Reunir en uno, cf. 10,30; 17,22.33; “lo uno”, “la unidad” son la expresión de Jn para designar el reino de Dios. La muerte de Jesús por el pueblo universal será la de pastor que da la vida para defender a sus ovejas, para darles vida (10,10).
Éxito del discurso de Caifás (53); sentencia unánime. Tienen por padre al Enemigo, homicida desde el principio (8,44).

SÍNTESIS.

El sistema de poder judío identifica la supervivencia del pueblo con la suya propia. Pretende justificar el asesinato de Jesús con el pretexto del bien nacional. Así justifica su oportunismo político y la injusticia que comete. Como institución religiosa, él mismo se destruye, pues deja de ser realidad significativa de la presencia de Dios en la humanidad. La actividad de Jesús a favor de los débiles lo ha interpelado seriamente, pero ahoga la interpelación, intentando eliminar a Dios mismo. Al firmar la sentencia contra Jesús, la institución religiosa deja de existir.

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