domingo, 30 de agosto de 2009

I. EL REY DE LOS JUDÍOS. La entraga a Pilato: El malhechor.

I. EL REY DE LOS JUDÍOS.
(18,28-19,22)

La entrega a Pilato: El malhechor.
(Jn 18, 28-32)

18, 28. Condujeron entonces a Jesús de casa de Caifás a la residencia del gobernador. Era por la mañana temprano. Ellos, sin embargo, no entraron en la residencia del gobernador, para no contaminarse y poder celebrar la comida de Pascua.
29. Salió Pilato fuera, adonde estaban ellos, y les preguntó:
-¿Qué acusación presentáis contra este hombre?
30. Le contestaron:
-Si éste no fuese un malhechor, no te lo habríamos entregado.
31. Les dijo entonces Pilato:
- Lleváoslo vosotros y juzgadlo conforme a vuestra ley.
Le dijeron entonces las autoridades judías:
- A nosotros no nos está permitido matar a nadie.
32. Así tendría cumplimiento el dicho de Jesús, cuando indicaba con qué clase de muerte iba a morir.

EXPLICACIÓN.

No se narra lo sucedido en casa de Caifás. Ahora quieren que la causa de Jesús pase a la jurisdicción del poder invasor y pagano (28). Comienza el día decisivo (19,14: centro del día, 19,42: su fin): es el “sexto día” (12,1), el de la creación del hombre. Los opresores del pueblo ponen cuidado en observar las prescripciones legales (no contaminarse).
Primer movimiento de Pilato (29); salir es ya una concesión: el poder romano se pliega en cierto modo al judío. Sabe muy bien quién es Jesús, puesto que el batallón ha participado en la captura (18,3); pide, sin embargo, una acusación formal.
Toman a mal que Pilato les exija una acusación definida (30). Debería fiarse de ellos; pretenden que ratifique su decisión (11,53). Malhechor: para la institución, dar fuerza y libertad al hombre es un crimen. Pilato no acepta la propuesta (31). Comienza el forcejeo entre los dos poderes. Al remitirlos a su Ley, Pilato, sin saberlo, los está acusando. Su Ley no permitía juzgar a un hombre sin primero escucharlo (7,51). La respuesta de los dirigentes pretende forzar a Pilato a intervenir. Doble sentido de la frase: a) no tienen la facultad de condenar a muerte (cf. 19,11); b) alusión al quinto mandamiento: “No matarás”; van a cometer un homicidio por mano ajena, bajo apariencias legales.
Se hace posible la predicción de Jesús, morir levantado en alto (2,14; 8,28; 12,32s) (32), muerte que será al mismo tiempo su exaltación.

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