miércoles, 26 de agosto de 2009

Ausencia y presencia de Jesús.

Ausencia y presencia de Jesús
(Jn 16,16-23a)

16, 16. – Dentro de poco dejaréis de verme, pero un poco más tarde me veréis aparecer.
17. Comentaron entonces algunos de sus discípulos:
- ¿Qué significa eso que nos dice: “Dentro de poco dejaréis de verme, pero un poco más tarde me veréis aparecer”?, ¿y eso de: “Me marcho con el Padre”?
18. Y se preguntaban:
- ¿Qué significa ese “Dentro de poco”? No sabemos de qué habla.
19. Notó Jesús que querían preguntarle, y les dijo:
-¿Estáis discutiendo porque he dicho: “Dentro de poco dejaréis de verme, pero un poco más tarde me veréis aparecer”?
20. Pues sí, os aseguro que vosotros lloraréis y os lamentaréis; el mundo, en cambio, se alegrará. Vosotros os entristeceréis, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría.
21. Cuando la mujer va a dar a luz se siente triste, porque le ha llegado su hora; pero, cuando nace el niño, ya no se acuerda del apuro, por la alegría de que ha nacido un hombre para el mundo.
22. Así, también vosotros ahora sentís tristeza, pero cuando aparezca entre vosotros os alegraréis, y vuestra alegría no os la quitará nadie.
23a. Ese día no tendréis que preguntarme nada.

EXPLICACIÓN.

16-23a Jesús recoge la frase de 14,19 (16). La comunidad, sujeta a las vicisitudes de la historia y, ocasionalmente, a la persecución, experimentará momentos de cercanía y de lejanía de Jesús, de los que serán prototipo la ausencia causada por su muerte y su presencia vuelto a la vida. Cada grupo tendrá momentos difíciles, en los que le parezca quedar desamparado; pero, a cada prueba exterior sucederá, sin mucho intervalo, una nueva presencia de Jesús. El ciclo de Jesús (muerte-resurrección) se convierte en ciclo de la comunidad.
El comentario de algunos discípulos (17) revela que no han comprendido lo que significa la ausencia de Jesús. Se subraya mucho su desconcierto, porque la frase se repite cuatro veces (16.17.18.19). Siguen pensando, como Tomás (14,5), que la muerte es el final de todo. La insistencia en el Dentro de poco (18) y la imagen sucesiva de la mujer que da a luz colocan las palabras de Jesús sobre el trasfondo de Is 26,14-21.
Jesús repite la frase textualmente (19), como para inculcarla bien a los suyos. Para describir el dolor de los discípulos y la violencia de la prueba usa Jesús los dos verbos clásicos para expresar el luto por un muerto (20: lloraréis y os lamentaréis). Contraste con el mundo, cuya alegría refleja la satisfacción por su aparente victoria. Inmediatamente, sin embargo, anuncia el cambio de situación (vuestra tristeza se convertirá en alegría), gracias a su nueva presencia (16).
La mujer, determinada (21), es tipo de la humanidad, como la embarazada de Is 26,17 es imagen del pueblo y en Is 66,8 es la ciudad de Sión la que da a luz a sus hijos. Se alude al nacimiento de una nueva humanidad; también a Is 26,14ss: “Como la embarazada, cuando le llega el parto, etc.”, que usa la imagen en relación con una resurrección de muertos. En boca de Jesús no sólo señala su propia resurrección, sino también la que el hombre experimenta al salir de la opresión, que es muerte (5,21). La imagen del parto se sitúa en la misma doble perspectiva: la muerte-resurrección de Jesús y la tristeza-alegría de los suyos. La persecución y muerte son prenda de alegría y vida. La imagen del parto precisa en qué consiste el fruto (15,2): es el hombre nuevo, el que posee la vida definitiva. Nace como fruto de un desgarro, expresado en términos de muerte o dolor. Jesús va a dar su vida para crear el hombre nuevo; también los sufrimientos de los suyos, perseguidos por el orden injusto, son dolores de parto de la nueva humanidad.
Aplica Jesús claramente el tema de la tristeza-alegría a los acontecimientos de su muerte-resurrección (22). Los pone así en paralelo con la imagen que había usado: su muerte representa los dolores de parto; su resurrección, el nacimiento del Hombre. La condición de Jesús resucitado no deja, por tanto, de ser humana; es la plenitud de existencia que Dios ha destinado al hombre.
Una vez que los discípulos hayan visto el triunfo de la vida sobre la muerte, la alegría será permanente. El gozo de la comunidad estriba en la presencia de Jesús resucitado, signo de la vida invencible. Cuando llegue aquel día, comprenderán (23a). La experiencia del Espíritu responderá a todas las preguntas.

SÍNTESIS.

En el discurso de Jesús aparecen dos planos superpuestos en relación con el tema muerte-fecundidad. En primer lugar, se refiere a su propia muerte, que producirá tristeza, pero no duradera; su fruto será el nacimiento del hombre nuevo a su estado definitivo. En segundo lugar, lo que sucede con Jesús es ley para todos. La comunidad tiene que ser fecunda y, por tanto, conocerá sus momentos de dolor/muerte, tanto a nivel individual como de grupo. Así seguirá naciendo el Hombre. No se interrumpe, sin embargo, la alegría, que nace de la presencia de Jesús y del fruto que nace.

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