domingo, 6 de septiembre de 2009

La opción contra Dios: El César.

La opción contra Dios: El César.
(Jn 19,13-16)

19, 13. Al oír Pilato aquellas palabras, condujo fuera a Jesús. Se sentó en un escaño, en un lugar que llamaban “el Enlosado” (en la lengua del país, Gábbata).
14. Era preparación de la Pascua y alrededor de la hora sexta.
Dijo a los judíos:
-Mirad a vuestro rey.
15. Ellos entonces empezaron a dar gritos:
-¡Quítalo, quítalo de en medio! ¡Crucifícalo!
Pilato les dijo:
-¿A vuestro rey voy a crucificar?
Replicaron los sumo sacerdotes:
-No tenemos más rey que el César.
16a. Entonces, al fin, se lo entregó a ellos para que fuese crucificado.


EXPLICACIÓN.

13-16a. Último intento de Pilato por liberar a Jesús. Enfrenta a Israel con su rey. No se atreve a dar la sentencia justa; va a dejar la decisión en manos de los sumos sacerdotes.
Aparente ambigüedad de sujeto, Pilato o Jesús, correspondiente a los dos planos, narrativo y teológico; en este último, quien se sienta (13) es Jesús, como rey en su trono (en su escaño de juez). El escaño representa al mismo tiempo el trono de Jesús y el tribunal desde donde, como rey, va a dictar sentencia. Ante él va a tener lugar el juicio del pueblo, representado por sus jefes.
Gábbata, “altura, promontorio”, no traduce Enlosado. Alusión a la cruz, lugar de la exaltación de Jesús (19,19; cf. 3,14; 8,28; 12,32: “el Hombre levantado en alto”).
La hora sexta (mediodía), momento en que, la víspera de Pascua (la preparación), comenzaban a sacrificarse los corderos pascuales en el templo. Recoge Jn el tema del Cordero de Dios (1,29.36), “el que quita el pecado del mundo”. La hora de la plena luz señala la revelación del Mesías a Israel (cf. 4,6.25s).
Nueva ambigüedad de sujeto: Dijo a los judíos, Pilato (plano narrativo) o Jesús (plano teológico); cf. 9,5: “Mirad al hombre”. Jesús se presenta como el rey ante quien tienen que hacer su opción. Odio desaforado: los jefes judíos no pueden tolerar ni la vista de Jesús (15: ¡Quitadlo!). Rechazan al rey que quiere dar su vida por el pueblo (11,50; 18,14); se rebelan contra el rey que, en vez de dominar, viene a liberar a los hombres del dominio. Es el odio contra Dios (15,23: “Odiarme a mí es odiar a mi Padre”). Se va revelando la incompatibilidad entre el Dios verdadero y la institución de Israel, que culminará en la opción final.
Yuxtapone Pilato los términos rey y suplicio (crucificar). Destaca cada vez más la realeza de Jesús. Responden los representantes del sistema teocrático; los que dicen representar a Dios son los que lo traicionan. En el AT era Dios el rey de Israel (Sal 5,3; 29,20; 44,5; 47,3.7, etc.); ellos aceptan como rey legítimo al emperador romano, al que no reconoce a Dios y les había quitado su independencia como nación. En realidad, al elegir al emperador, eligen a su dios de siempre, el poder (5, 37s; 8,54s); que éste lleve un nombre u otro es secundario. Ateísmo radical del sistema teocrático. Han pronunciado su propia sentencia. Como los demás, Pilato acaba traicionando al hombre (se lo entregó) (16a). Como “los judíos”, prefiere la gloria humana a la que viene de Dios solo (5,44; 12,43).

SÍNTESIS.

El evangelista pone de relieve las opciones profundas, más allá de las palabras y de las profesiones externas de la religiosidad. Lo importante no es el nombre que se dé a Dios, sino el contenido que se significa con ese nombre. La opción por el César delata lo que Dios significaba para ellos. Al revelarse Dios como amor al hombre, lo rechazan y eligen al que, por ser opresor, permite y legitima la opresión que ellos ejercen. Jesús pone al descubierto la realidad del poder religioso.

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