viernes, 10 de abril de 2009

I. ENSEÑANZA AL PUEBLO. El origen del Mesías.

I. ENSEÑANZA AL PUEBLO. (7,11-8,20)
El origen del Mesías. (7,11-31)
7. 11. Los dirigentes judíos lo buscaban durante las fiestas y decían:
-¿Dónde estará ése?
12. La gente hablaba mucho de él, cuchicheando. Unos decían:
-Es una persona buena.
Otros, en cambio:
-No, que extravía a la gente.
13. Pero nadie hablaba de él en público por miedo a los dirigentes.
14. Sin embargo, mediadas ya las fiestas, subió Jesús al templo y se puso a enseñar.
15. Los dirigentes judíos se preguntaban desconcertados:
-¿Cómo sabe ése de Escritura si no ha estudiado?
16. Les replicó Jesús:
-Mi doctrina no es mía, sino del que me ha enviado.
17. El que quiera realizar el designio de Dios apreciará si esta doctrina es de Dios o si yo hablo por mi cuenta.
18. Quien habla por su cuenta busca su propia gloria; en cambio, quien busca la gloria del que lo ha enviado, ése es de fiar y en él no hay injusticia.
19. ¿No fue Moisés quien os dejó la Ley? Y, sin embargo, ninguno de vosotros cumple esa Ley. ¿Por qué tratáis de matarme?
20. La gente reaccionó:
-Estás loco, ¿quién trata de matarte?
21. Les replicó Jesús:
-Una obra realicé y todos seguís desconcertados.
22. Por eso mismo os prescribió Moisés la circuncisión (no es que venga de Moisés, viene de los Patriarcas) y en día de precepto circuncidáis al hombre.
23. Si se circuncida al hombre en día de precepto para no quebrantar la Ley de Moisés, ¿os indignáis conmigo porque en día de precepto le di la salud a un hombre entero?
24. No juzguéis superficialmente, dad la sentencia justa.
25. Unos vecinos de Jerusalén comentaban:
-¿No es éste al que tratan de matar?
26. Pues miradlo, habla públicamente y no le dicen nada. ¿Será que los jefes se han convencido de que es éste el Mesías?
27. Pero éste sabemos de donde procede, mientras, cuando llegue el Mesías, nadie sabrá de dónde procede.
28. Gritó entonces Jesús, mientras enseñaba en el templo:
-¿Con que sabéis quien soy y sabéis de dónde procedo? Y, sin embargo, no he venido por decisión propia sino que hay realmente uno que me ha enviado, aunque vosotros no sabéis quién es.
29. Yo si sé quién es, porque procedo de él y él me ha enviado.
30. Intentaron entonces prenderlo, pero nadie le puso la mano encima, porque todavía no había llegado su hora.
31. Entre la multitud, sin embargo, muchos le dieron su adhesión, y decían:
-Cuando venga el Mesías, ¿va a realizar más señales de las que éste ha realizado?

EXPLICACIÓN.
11-31. Expectativa acerca de la persona de Jesús; los dirigentes no están tranquilos (11) y hacen pesquisas para apoderarse de él si se presenta en la capital (7,1). División de opiniones en el pueblo (12), unos están por Jesús, apreciando la bondad que reflejan sus obras; otros están con los dirigentes; extravía a la gente, dudan de su ortodoxia. Miedo del pueblo a las autoridades (13); presión de los dirigentes sobre la opinión pública.
Jesús ha pasado unos días en Jerusalén, pero no ha ido al templo (mediadas las fiestas) (14). Ahora va, no para los cultos de la fiesta sino para enseñar. El perseguido por su actuación con el pueblo (5,16-18) enseña por primera vez en Jerusalén en un ambiente de hostilidad. Sorpresa de los dirigentes (15); la enseñanza en el templo, centro de la enseñanza oficial, es un reto a la institución. Jesús toma la ofensiva (16). Delante de la multitud, los informa de dónde procede su saber (del que me ha enviado). Es el tercer choque de Jesús con los círculos de poder de la capital (2,13ss; 5,16ss).
El criterio para juzgar la validez de su doctrina está en el hombre mismo (17): quien desea la plenitud humana (realizar el designio de Dios) percibe que la doctrina de Jesús, que es libertad y vida, procede de Dios. Otro criterio, esta vez negativo: la búsqueda del propio prestigio delata que la doctrina que se propone no procede de Dios; al contrario, manipula a Dios en beneficio del propio interés (18).
Invectiva contra los dirigentes, echándoles en cara su interpretación superficial de la Ley, en nombre de la cual quieren condenarlo. Jesús subraya su distancia respecto a la tradición judía (os dejó) (19). Ellos no cumplen la Ley, porque la usan como medio de represión; así aparece en el propósito de matarlo, amparándose en ella. La multitud interrumpe (20); no pueden creer la grave acusación que hace Jesús. Ellos conocen a Jesús y no ven motivo para condenarlo; no conocen, sin embargo, a sus dirigentes. La hostilidad se debe a la curación del inválido (21), figura de la emancipación del pueblo, que derriba la autoridad de los dirigentes (5,16-18). La osadía de Jesús al poner en tela de juicio el dogma indiscutible, la validez perenne de la Ley, tiene a todos desconcertados. No penetran el verdadero significado de la Ley (22-23): Moisés prescribió la circuncisión, que, por venir de Abrahán, era anterior a la Ley y prevalecía sobre ella, por considerarla un bien para el hombre; cuánto más el bien total, hacer pasar de la muerte a la vida, de la esclavitud a la libertad, debe prevalecer sobre el precepto. Advertencia y acusación (dad la sentencia justa) (24).
Extrañeza de los vecinos de Jerusalén ante la pasividad de las autoridades (25-26). Desechan la posibilidad de que Jesús sea el Mesías (27), pues éste, siendo de la casa de David, nacería en Belén, pero aparecería por sorpresa y nadie lo conocería antes de su manifestación triunfante. Reacción enérgica de Jesús (28): El grito recuerda el de la Sabiduría (Prov 1,21s); Jn presenta a Jesús como la Sabiduría que enseña. El verdadero Mesías no ha de ser reconocido por su lugar de procedencia, como ellos piensan; su autenticidad depende solamente de que sea enviado por Dios (no he venido por decisión propia), como lo ha demostrado Jesús con sus obras (5,36). Si ellos no lo reconocen es por haber subordinado el plan y la acción de Dios a sus propios prejuicios. Ellos no conocen a Dios, se lo impide la ideología religiosa (2,6; 5,38); Jesús lo conoce (29), y ése es el fundamento de su misión y actividad (6,57).
Doble reacción: Jesús ha invalidado el modo corriente de concebir al Mesías y ha acusado a los que lo profesan de no conocer a Dios. Una parte de los oyentes no toleran que sus convicciones sean puestas en tela de juicio (30); quieren por Mesías al triunfador de aparición misteriosa y victoria inmediata. Jesús dará su vida voluntariamente (aún no había llegado su hora). Muchos, sin embargo, le dan su adhesión (31), fijándose en los hechos y superando los prejuicios; si del Mesías se esperaba una liberación, Jesús ha mostrado ser el liberador del pueblo oprimido. Como al principio (7,12), la multitud está dividida.
SÍNTESIS.
El dominio de los dirigentes impide al pueblo expresar sus opiniones. En medio de esa falta de libertad se alza la voz de Jesús, que enseña desafiando a la institución.
Criterios para distinguir si una doctrina procede de Dios: 1) Si responde al deseo de plenitud de vida que Dios mismo ha puesto en el hombre, procede de Dios; si una doctrina impide de algún modo la realización del hombre, no puede autorizarse con el nombre de Dios. 2) Quien propone una doctrina que redunda en su propio prestigio o gloria, no habla en nombre de Dios, pues no está de hecho a favor del hombre; llegado el momento, sacrificará el bien del hombre a sus propios intereses. Sólo es de fiar quien, olvidando su propio interés, pone el bien del hombre como valor supremo y actúa en consecuencia.

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