domingo, 31 de mayo de 2009

Israel rechaza al Mesías.

Israel rechaza al Mesías (12, 12-36)
12, 12. Al día siguiente, la multitud que había llegado para la fiesta, al oír que Jesús llegaba a Jerusalén,
13. cogieron los ramos de las palmas, salieron a su encuentro y empezaron a dar gritos:
-¡Sálvanos! ¡Bendito el que llega en nombre del Señor, el rey de Israel!
14. Pero Jesús encontró un borriquillo y se montó en él, como estaba escrito:
15. No temas, ciudad de Sion,
mira a tu rey que llega
montado en un borrico.
16. Sus discípulos no comprendieron esto al principio, pero cuando Jesús manifestó su gloria se acordaron de que había hecho con él lo mismo que estaba escrito.
17. Daba testimonio la gente que había estado con él cuando llamó a Lázaro del sepulcro levantándolo de la muerte.
18. Precisamente por eso le salió al encuentro la multitud, por haberse enterado de que había realizado aquella señal.
19. A esto, los fariseos se dijeron entre ellos:
-Estáis viendo que no adelantáis nada: mirad, todo el mundo se ha ido detrás de él.
20. Algunos de los que subían a dar culto en las fiestas eran griegos;
21. éstos se acercaron a Felipe, el de Betsaida de Galilea, y le rogaron:
-Señor, quisiéramos ver a Jesús.
22. Felipe fue a decírselo a Andrés; Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús.
23. Jesús les respondió:
-Ha llegado la hora de que se manifieste la gloria del Hombre
24. Sí, os lo aseguro: Si el grano de trigo una vez caído en la tierra no muere, permanece él solo; en cambio, si muere, produce mucho fruto.
25. Tener apego a la propia vida es destruirse, despreciar la propia vida en medio del orden este es conservarse para una vida definitiva.
26. El que quiera ayudarme, que me siga, y así, allí donde yo estoy, estará también el que me ayuda. A quien me ayude lo honrará el Padre.
27. Ahora me siento fuertemente agitado; pero ¿qué voy a decir: “Padre líbrame de esta hora”? ¡Pero si para esto he venido, para esta hora!
28. ¡Padre, manifiesta la gloria de tu persona!
Vino entonces una voz desde el cielo:
-¡Como la manifesté, volveré a manifestarla!
29. A esto, la gente que estaba allí y la oyó decía que había sido un trueno. Otros decían:
-Le ha hablado un ángel.
30. Replicó Jesús:
-Esa voz no era por mí, sino por vosotros.
31. Ahora hay ya una sentencia contra el orden este, ahora el jefe del orden este va a ser echado fuera.
32. pues yo, cuando sea levantado de la tierra, tiraré de todos hacia mí.
33. Esto lo decía indicando con qué clase de muerte iba a morir.
34. Le replicó la gente:
-Nosotros hemos aprendido de la Ley que el Mesías sigue para siempre, ¿cómo dices tú que el Hombre tiene que ser levantado en alto? ¿Quién es el Hombre?
35. Les contestó Jesús:
-Todavía un poco de tiempo va a estar la luz entre vosotros; caminad mientras tenéis luz, para que no os coja la tiniebla, pues el que camina en la tiniebla no sabe a dónde va.
36. Mientras tenéis luz, prestad adhesión a la luz, y así seréis partícipes de la luz.
Así habló Jesús. Luego se fue, ocultándose de ellos.

EXPLICACIÓN.

12-36. La capital, repleta de peregrinos (12). Los ramos de las palmas (13), que se agitaban en la fiesta de las Chozas, la gran fiesta mesiánica (septiembre) (7,2). Jn une así el éxodo-liberación (Pascua) con el mesianismo (Chozas). Gritos que expresan el anhelo de salvación (Sal 118,25s), la que esperan de Dios por medio del Mesías; rey de Israel (cf. 6,15), horizonte nacionalista. Jesús reacciona a la aclamación montándose en un borriquillo (14-15): se alude a Sof 3,16; Miq 4, 6-8; Zac 9,9 (No temas, en lugar de “Alégrate”); el Mesías viene a liberar a los oprimidos del temor (cf 7,13). Al tomar el borrico por montura desmiente Jesús toda expectación de violencia y de grandeza mundana (Zac 9,9).
Los discípulos no comprenden (cf 2,17.22); comprenderán cuando manifieste su gloria/amor en la cruz; el letrero (19,19: “Jesús Nazareno, el rey de los judíos”) les hará comprender cuál es su mesianismo.
Vuelve a describirse con más detalle la escena inicial (17-18), precisando el motivo de las aclamaciones; la multitud son “los muertos que oyen su voz” (5,25); esperanza de liberación. La presencia de Jesús hace salir de la ciudad a los que habían acudido a la fiesta, centrada en el templo. Se ha acercado a Jerusalén (12), centro de la opresión /10,3s; Sof 3,18s), para vaciarla.
Los fariseos (Ley/ideología/tiniebla) no participan (19: entre ellos): se reprochan el éxito de Jesús (no adelantáis nada). La multitud pasa de las tinieblas a la luz (Jesús).
Griegos, no judíos, prosélitos o simpatizantes (20-22). Subían para dar culto, pero al encontrar a Jesús renuncian a su propósito. Felipe y Andrés, de Betsaida (“lugar de pesca”, posible alusión a la misión) (1,44). Felipe consulta a Andrés y, los dos, a Jesús: dificultad de las comunidades en decidirse a difundir el mensaje entre los paganos (cf. Zac 9,13; Sof 3,9).
Jesús no habla directamente a los griegos (23): la misión con los paganos tocará a sus seguidores. La hora final, la de su muerte, manifestará su gloria/amor y permitirá la misión. No se produce vida/fruto sin da la propia (24); amar es darse sin escatimar, hasta desaparecer, si es necesario. Solamente el don total libera las capacidades del hombre. Esta muerte no es un suceso aislado, sino la culminación de un proceso de donación de sí mismo. La fecundidad no depende de la transmisión de una doctrina, sino de una muestra extrema de amor (si no muere, permanece él solo). Sólo quien no teme a la muerte (25) puede entregarse hasta el fin, llevando su vida a su completo éxito. Infundir temor, la gran arma del orden injusto; el apego a la vida lleva a todas las abdicaciones. Ser discípulo significa colaborar en la tarea de Jesús (26), aun en medio de la hostilidad y persecución; el que colabora se encuentra, como Jesús, en la esfera del Espíritu, en el hogar del Padre (7,34; 8,29). El hombre libre posee su vida, su presente, y en cada presente puede entregarse del todo: la entrega total en cada momento es el significado de “morir”. Lo honrará el Padre, como a hijo.
El ser de Jesús se rebela ante su muerte (27), paroxismo del odio y máximo de la injusticia; horror del amor ante el odio, pero su muerte dará sentido a su vida entera; su amor supera la debilidad de la carne. Reacciona reafirmando su decisión de llevar a cabo su obra (28); por eso, pide al Padre que manifieste su amor en su propia entrega. La respuesta confirma la actitud de Jesús. Voz significa también “trueno” (Éx 19,16.19). La bajada del Espíritu (1,32: bajar del cielo) fue la manifestación del amor del Padre a Jesús; ahora habrá una manifestación visible para todos, la nueva teofanía, el Hombre en la cruz, de quien fluirá la vida (3,14s; 7,37-39). Interpretaciones (29): amenaza (trueno, cf. Sal 29,3ss) o mensaje de Dios a Jesús (ángel). El mensaje es para ellos (30) y les revela la misión de Jesús.
El orden este (31), el sistema de poder enemigo de Jesús y de sus discípulos (cf. 8,23). Su jefe personifica el círculo de poder, mostrando su común motivación y la unidad de intento; son los dirigentes, hijos y agentes del Enemigo (“el diablo”), que designa al dios-dinero (el tesoro del templo, 8,44). Jesús vino para abrir un proceso contra el orden este (9,39); ahora existe la sentencia (cf. 3,19). Echado fuera de la esfera de Dios, pues, en su cruz/exaltación, Jesús se convertirá en centro que atraerá a los hombres (Os 11,4) a una entrega como la suya, la del Hombre-Dios, para formar una sociedad conforme al designio divino (32-33).
La Ley (34) = los escritos del AT, que incluían la idea de un reinado sin fin (Sal 89,4s; Sal 110,1; Is 9,6). Extrañeza que anuncia el rechazo. La multitud judía, educada en la Ley, que ha aclamado a Jesús como Mesías (12), espera la solución definitiva del gobierno de un rey davídico perpetuo (7,42). Esperan una gloria (23) que no es la del amor; en el ser levantado en alto (329 ven solamente la muerte; no comprenden ese mesianismo. La ley no los ha estimulado a la libertad ni a la responsabilidad personal. Buscan un rey glorioso; esperan la salvación del poder, que no les exige compromiso. Pero la salvación no viene del poder de uno, sino del amor de todos. Desean la reforma de las instituciones; no entran en su horizonte el cambio personal ni la plenitud humana.
Jesús les recuerda (cf 7,33) la urgencia de la opción (35-36). Es el último aviso. Esperan liberación, pero según los falsos principios del sistema (la tiniebla, cf. Is 59,9s) (34: hemos aprendido de la Ley), no la que Jesús les ofrece (la luz, cf. Is 2,5; 9,1; 42,16; 55,9s; 60,19, etc.) (cf. 8,12).
Jesús se aleja. Ha terminado su contacto con Israel, que no lo acepta como Mesías (1,11). La Ley (34), enseñada por los fariseos (19), les impide ver.

SÍNTESIS.

Se oponen dos concepciones de la salvación: la del pueblo, que concibe al Mesías en términos de poder y realeza humana; la de Jesús, que la pone en la plenitud del hombre, en la entrega por amor. La multitud no quiere un Mesías que los haga libres para llegar a la plenitud humana, sino a uno a quien obedecer, eximiéndose de la responsabilidad. No quieren libertad responsable, sino sumisión a un poderoso que se encargue de arreglar la sociedad.

La comunidad, centro de atracción.

La comunidad, centro de atracción (12, 9-11)
12, 9. Una gran multitud de judíos se enteró de que estaba allí y fueron no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, al que había levantado de la muerte.
10. Los sumos sacerdotes, por su parte, acordaron matar también a Lázaro,
11. porque debido a él muchos de aquellos judíos se marchaban y daban su adhesión a Jesús.

EXPLICACIÓN.

9-11. Allí (9), en la comunidad. No sólo Jesús, sino también su comunidad, representada por Lázaro, el muerto-vivo, se convierte en centro de atracción. Repercusión de este testimonio entre los adictos a la institución judía. Las autoridades religiosas reaccionan, sin vacilar ante un nuevo homicidio (10); se proponen suprimir también al grupo de los que poseen esa vida, cuya realidad provoca el éxodo de sus partidarios (11).

La comunidad celebra la vida.

La comunidad celebra la vida (12, 1-8)
12, 1. Jesús, seis días antes de la Pascua, fue a Betania donde estaba Lázaro, el muerto al que él había levantado de la muerte.
2. Le ofrecieron allí una cena, y Marta servía; Lázaro era uno de los que estaban reclinados con él a la mesa.
3. Entonces María, tomando una libra de perfume de nardo auténtico de mucho precio, le ungió los pies a Jesús y le secó los pies con el pelo. Y la casa se lleno de la fragancia del perfume.
4. Pero Judas Iscariote, uno de los discípulos, el que iba a entregarlo, dijo:
5. -¿Por qué razón no se ha vendido ese perfume por trescientos denarios de plata y no se ha dado a los pobres?
6. Dijo esto no porque le importasen los pobres, sino porque era un ladrón, y como tenía la bolsa, se llevaba lo que echaban.
7. Dijo entonces Jesús:
-¡Déjala!, que lo guarde para el día de mi sepultura;
8. pues a los pobres los tenéis siempre entre vosotros, en cambio a mí no me vais a tener siempre.

EXPLICACIÓN.

1-8. La Pascua, sin la determinación “de los Judíos” (2,13; 6,4; 11,55), porque la que va a celebrarse es la de Jesús. Betania, sin localización precisa (cf. 1,28; 11,18), lugar de la comunidad de Jesús. Allí está Lázaro, muerto y vivo al mismo tiempo; es la comunidad de Jesús donde la vida ha vencido a la muerte. Esta cena (13,2.4; 21,10) (2), que sustituye al banquete fúnebre, es una acción de gracias a Jesús por el don de la vida. Marta representa a la comunidad donde el amor se traduce en servicio. Lázaro, que se había marchado con el Padre (11,00), está presente en la comunidad, lugar de la presencia del Padre (14,23); la representa en cuanto vencedora de la muerte.
María (3) representa a la comunidad en su relación íntima con Jesús. Su gesto muestra su agradecimiento por el don de la vida; el precio del perfume es símbolo de su amor sin tasa. Asume el papel de Esposa respecto a Jesús, el Esposo (3,29) (Cant 1,12: el perfume de nardo). El perfume simboliza el amor de la comunidad por Jesús; le secó los pies con el pelo, alusión a Cant 7,6, significando el amor de Jesús por los suyos. La casa se llenó, etc.: ambiente de la comunidad, la fragancia del amor/Espíritu (contraste con Jr 25,10 LXX; cf. Cant 1,3), perfume de vida e inmortalidad, que tiene por centro a Jesús.
No todos los discípulos aceptan el mensaje (4-5). Judas no comprende el servicio ni el amor; como pretexto, pone la actividad externa de la comunidad por encima de la expresión de su propia vida; como si se pudiera amar a otros sin experimentar el amor de Jesús y de los miembros del grupo. Pretende oponer los pobres a Jesús.
Mentiroso y ladrón (6): en realidad no opone Jesús a los pobres, sino a su propio interés. Le molesta el amor demostrado porque impide su provecho personal. El que pretende ocuparse de los pobres, en vez de compartir (6,11), se apropia de lo ajeno (se llevaba).
El homenaje que tributa la comunidad a Jesús tiene por motivo la victoria de la vida sobre la muerte. Cuando llegue el momento de la muerte de Jesús deberán afirmar de nuevo esa victoria (7). Pero el perfume no será conservado (19,38).
A través de su muerte, Jesús va a vincularse con todos los pobres, oprimidos, perseguidos de este mundo. El amor que Jesús comunica lleva a la comunidad a acoger a los pobres, a los que tiene con ella y en medio de ella.

LA HORA FINAL. LA PASCUA DEL MESÍAS. Preludio: Expectación ante la tercera Pascua.

LA HORA FINAL. LA PASCUA DEL MESÍAS
(11,55-19,42)
PRIMERA SECCIÓN: LA OPCIÓN ANTE EL MESÍAS.
(11,55-12,50)
Preludio: Expectación ante la tercera Pascua.
(11,55-57)
11, 55. Estaba cerca la Pascua de los Judíos, y subieron muchos del campo a Jerusalén, antes de la Pascua para lavar su impureza.
56. Buscaban a Jesús y comentaban entre ellos, sin moverse del templo:
-¿Qué os parece?, ¿que no vendrá a las fiestas?
57. Por su parte, los sumos sacerdotes y los fariseos tenían dada la orden de que si alguien se enteraba de dónde estaba, que avisara, para prenderlo.

EXPLICACIÓN.

55-57. Tercera y última vez que se menciona la cercanía de la Pascua (2,13; 6,4) (55). Recogiendo las dos anteriores, la Pascua y el templo antiguos van a quedar definitivamente sustituidos por la nueva Pascua y el nuevo santuario (2,19), de donde brotará el agua del Espíritu (7,39; 19,34). La gente sube a purificarse (2 Cr 30,15-20); gracias a la muerte de Jesús va a existir la posibilidad de verdadera purificación (Zac 13,1; 14,8). Sin moverse del templo (56): son las ovejas que sólo Jesús puede sacar (2,14s; 10,3s). Expectación; Jesús no irá a esta fiesta que, según la narración evangélica, nunca será celebrada. Él va a celebrar su propia Pascua. Orden oficial de delación y captura (57).

La ciudad de Jesús.

La ciudad de Jesús. (11, 54)
11, 54. Por eso Jesús dejó de andar en público entre los judíos y se fue de allí a la región cercana al desierto, a una ciudad llamada Efraín, y allí se quedó con los discípulos.

EXPLICACIÓN.

54. Ante el rechazo definitivo de la institución judía, Jesús va a Efraín, otro nombre de Samaría, el pueblo que lo recibió (4,30.39), y primicia de los pueblos que lo aceptarán (cf. Jr 31,9). Es fuera del mundo judío donde Jesús tendrá su ciudad. Donde está él se asienta su comunidad.

jueves, 28 de mayo de 2009

La sentencia de muerte contra Jesús.

La sentencia de muerte contra Jesús (11, 47-53).
11, 47. Los sumos sacerdotes y los fariseos reunieron entonces una sesión del Consejo y decían:
-¿Qué hacemos?, porque ese hombre realiza muchas señales.
48. Si lo dejamos seguir así, todos van a darle su adhesión y vendrán los romanos y quitarán de en medio nuestro lugar sagrado e incluso nuestra nación.
49. Pero uno de ellos, Caifás, que era sumo sacerdote el año aquel, les dijo:
-Vosotros no tenéis idea;
50. ni siquiera calculáis que os conviene que un solo hombre muera por el pueblo antes que perezca la nación entera.
51. Esto no lo dijo por cuenta propia; siendo sumo sacerdote el año aquel, profetizó que Jesús iba a morir por la nación;
52. y no sólo por la nación, sino también para reunir en uno a los hijos de Dios dispersos.
53. Así aquel día acordaron matarlo.

EXPLICACIÓN.

47-53. Reunión oficial en ambiente pesimista (47). Señal, hecho que apunta a una realidad superior, que ellos se niegan a reconocer; las señales son liberadoras y ellos, los opresores, las ven como un peligro para su hegemonía (48). Que los hombres pierdan el miedo a la muerte alarma al sistema de poder. Buscan en el terreno político (los romanos) un motivo que justifique su oposición a Jesús: un alboroto mesiánico habría provocado la intervención romana. No se preguntan si Jesús es verdaderamente el Mesías; Dios no entra en sus cálculos.
Caifás (49), el que actúa como jefe del pueblo. Ejerce su función proponiendo una salida: sacrificar a un hombre en beneficio del pueblo. Habla con rudeza, sin respeto al Consejo (no tenéis idea), pero apela al interés corporativo (os conviene) (cf. 2 Sm 17, 2-3) (50): pueblo, los sujetos de la alianza (Éx 19,5); nación, la organización política teocrática, centrada en el templo.
En Israel, el sumo sacerdote había sido instituido para ser intermediario entre Dios y el pueblo. Último mensaje de Dios por su medio (51-52); anuncia ciegamente el designio de Dios, sin comprenderlo. Usan la injusticia para defender el templo y la nación; quieren derramar sangre inocente (cf. Jr 7, 5-7). Queda sellado el rechazo de Jesús: “los suyos no lo acogieron” (1,11). Las palabras de Caifás son profecía: “el pueblo” a que él se ha referido abarcará hombres de otras razas y pueblos. Su distintivo no será la consanguinidad con Abrahán (8,33.37.39), sino la consanguinidad con Dios (los hijos de Dios), por haber nacido de él (1,13) mediante el Espíritu (3,6). Reunir en uno, cf. 10,30; 17,22.33; “lo uno”, “la unidad” son la expresión de Jn para designar el reino de Dios. La muerte de Jesús por el pueblo universal será la de pastor que da la vida para defender a sus ovejas, para darles vida (10,10).
Éxito del discurso de Caifás (53); sentencia unánime. Tienen por padre al Enemigo, homicida desde el principio (8,44).

SÍNTESIS.

El sistema de poder judío identifica la supervivencia del pueblo con la suya propia. Pretende justificar el asesinato de Jesús con el pretexto del bien nacional. Así justifica su oportunismo político y la injusticia que comete. Como institución religiosa, él mismo se destruye, pues deja de ser realidad significativa de la presencia de Dios en la humanidad. La actividad de Jesús a favor de los débiles lo ha interpelado seriamente, pero ahoga la interpelación, intentando eliminar a Dios mismo. Al firmar la sentencia contra Jesús, la institución religiosa deja de existir.

Jesús y Lázaro: De la muerte a la vida.

Jesús y Lázaro: De la muerte a la vida (Jn 11, 38b-46)
11, 38b. Era una cueva y una losa estaba puesta en la entrada.
39. Dijo Jesús:
- Quitad la losa.
Le dijo Marta, la hermana del difunto:
-Señor, ya huele mal, lleva cuatro días.
40. Le contestó Jesús:
-¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?
41. Entonces quitaron la losa.
Jesús levantó los ojos a lo alto y dijo:
-Gracias, Padre, por haberme escuchado.
42. Yo sabía que siempre me escuchas, pero lo digo por la gente que está alrededor, para que crean que tú me has enviado.
43. Dicho esto, gritó muy fuerte:
-¡Lázaro, ven fuera!
44. Salió el muerto con las piernas y los brazos atados con vendas; su cara estaba envuelta en un sudario. Les dijo Jesús:
-Desatadlo y dejadlo que se marche.
45. Muchos de los judíos que había ido a ver a María y habían presenciado lo que hizo, le dieron su adhesión.
46. Algunos de ellos, sin embargo, fueron a ver a los fariseos y les refirieron lo que había hecho Jesús.

EXPLICACIÓN.

38b-46. Sepulcro-cueva (38b), de los patriarcas (Gn 49,29-32; 50,13), ligado a los orígenes del pueblo. Es el antiguo sepulcro, el de la muerte, donde todos han sido puestos, en oposición al sepulcro nuevo de Jesús, el de la vida, donde nadie había sido puesto todavía (19,41). Lázaro ha sido enterrado a la manera y según la concepción judía, “para reunirse con sus padres” (Gn 15,15). La losa, que cierra el paso, simboliza la definitividad de la muerte.
Jesús pide a la comunidad que se despoje de esa creencia (Quitad la losa) (39) que relega la resurrección al final de los tiempos, separando a los vivos de los muertos. Marta no ve diferencia entre la muerte de un discípulo y la que ha sufrido la humanidad desde siempre (cuatro días, cf. 11,17). Su fe (11,27) vacila ante la cruda realidad (ya huele mal). Jesús le reprocha su incredulidad (40); la vida que vence la muerte manifiesta la gloria/amor de Dios. Ante el reproche, la comunidad se decide a dejar su idea de la muerte (41: quitaron la losa).
El gesto de Jesús (41: levantó los ojos) muestra su comunicación con la esfera de Dios. Jesús no ora ni pide nada al Padre, le da gracias, porque el Padre se lo ha dado todo (3,35). Tiene conciencia permanente (siempre) de su relación con el Padre (42). El agradecimiento, expresión del amor. La fe de los presentes será efecto de la manifestación. Con su orden (43), saca a Lázaro del lugar de la muerte, que no le corresponde, pues el creyente sigue viviendo (11,25; 19,41). Como el hedor (39), también las vendas y el sudario (44) subrayan la realidad de la muerte física. Las piernas y los brazos atados muestran al hombre incapaz de movimiento y actividad. Paradoja: el que sale está muerto, pero sale él mismo, porque está vivo. La exhortación a quitarle las vendas invita a la comunidad a traducir en la práctica la nueva convicción de que el discípulo no está sometido al poder de la muerte.
Jesús no devuelve a Lázaro a la comunidad, lo deja marcharse, pero ya libre. El camino de Lázaro lleva al Padre, con quien está vivo. La narración escenifica el cambio de mentalidad frente a la muerte que Jesús les pide; son ellos los que lo han atado y a ellos les toca desatarlo. Como la losa encerraba al muerto en el pasado, en el sepulcro de Abrahán, las vendas le impedían llegar a la casa del Padre. Se describe dramáticamente la concepción judía del destino del hombre, que impedía a la comunidad comprender el amor de Dios manifestado en Jesús. No es que Lázaro tenga aún que irse con el Padre, son ellos los que tienen que dejarlo ir, comprendiendo que Lázaro está vivo en la esfera de Dios, en vez de retenerlo en su mente como un difunto sin vida.
Al desatar a Lázaro “muerto” son ellos los que se desatan del miedo a la muerte que los paralizaba. Se liberan todos de la esclavitud a la muerte. Sólo ahora, sabiendo que morir no significa dejar de vivir, podrá la comunidad entregar su vida como Jesús, para recobrarla (10,18).
Reacción natural, la adhesión a Jesús (45); mientras tenía miedo a la muerte, la comunidad no interpelaba ni se veía diferencia alguna entre los judíos y los discípulos de Jesús. Ahora, la comunidad es un testimonio de amor de Dios que libra al hombre del temor más profundo, raíz de todas las esclavitudes. En cambio, los incondicionales del orden injusto (46) dan la noticia a los fariseos, que controlan la situación (9,13). Que el hombre tenga vida y sea libre es para ellos motivo de inquietud.

SÍNTESIS.

El designio de Dios sobre el hombre es comunicarle una vida que cambia cualitativamente la que el hombre posee: vida que supera la muerte. Ésta seguirá siendo un hecho biológico, pero no señalará el fin.
La muerte como final de la vida es la expresión máxima de la debilidad humana, que incluye todas las demás debilidades y humillaciones. El miedo a la muerte como desaparición definitiva deja al hombre impotente ante la opresión y funda el poder de los opresores. Liberándolo de este miedo radical, Jesús hace al hombre radicalmente libre, dándole la capacidad de entrega generosa y total.

Jesús y Maria: El dolor por la muerte.

Jesús y María: El dolor por la muerte. (Jn 11,28-38a)
11, 28. Dicho esto, se marchó y llamó a María, su hermana, diciéndole en secreto:
-El Maestro está ahí y te llama.
29. Ella, al oírlo, se levantó de prisa y se dirigió adonde estaba él.
30. Jesús no había entrado todavía en la aldea, estaba aún en el lugar adonde había ido Marta a encontrarlo.
31. Los judíos que estaban con María en la casa dándole el pésame, al ver que se había levantado deprisa y había salido, la siguieron, pensando que iba al sepulcro a llorar allí.
32. Cuando llegó María adonde estaba Jesús, al verlo se le echó a los pies, diciéndole:
- Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.
33. Jesús entonces, al ver que lloraba ella y que lloraban los judíos que la acompañaban, se reprimió con una sacudida
34. y preguntó:
-¿Dónde lo habéis puesto?
Le contestaron:
-Ven a verlo, Señor.
35. A Jesús se le saltaron las lágrimas.
36. Los judíos comentaban:
-¡Mirad cuánto lo quería!
37. En cambio, algunos de ellos dijeron:
-¿Y éste, que le abrió los ojos al ciego, no podía hacer también que este otro no muriese?
38a. Jesús entonces, reprimiéndose de nuevo, se dirigió al sepulcro.

EXPLICACIÓN.

28-38a. El recado a María en voz baja (28) delata la hostilidad que reinaba contra Jesús en los ambientes judíos. El Maestro, de cuyos labios va a oír María lo mismo que Marta. María, que representa a la comunidad apenada por la muerte, reconoce la llamada de Jesús (10,3s) (29-30). Los visitantes interpretan su salida como un nuevo impulso de dolor, como si el sepulcro la llamase (31); lo único que conciben es el llanto. Sin esperárselo, van a encontrarse con Jesús.
El dolor de María es más expresivo que el de Marta (32: se le echó a los pies). Palabras casi idénticas a las de su hermana; nuevo reproche implícito. La repetición subraya no ser misión de Jesús preservar a los suyos de la muerte natural. Jesús no le responde; el dolor de esta muerte no puede encontrar más consuelo que la vida misma.
María y los visitantes lloran desconsolados, por la inevitabilidad y definitividad de una muerte sin esperanza. Jesús se reprime; no quiere participar en esta clase de dolor. Diferencia entre el dolor desesperanzado de María, igual al de los judíos que no creen en Jesús, y el dolor sereno de Jesús mismo (35). Comentarios (36-37). Jesús va al sepulcro (38a) para manifestar la gloria/amor de Dios, que salva al hombre de una muerte irreparable.

Jesús y Marta: La resurrección y la vida.

Jesús y Marta: La resurrección y la vida (11, 18-27)
11, 18. Betania estaba cerca de Jerusalén, a unos tres kilómetros,
19. y muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María para darles el pésame por el hermano.
20. Al enterarse Marta de que llegaba Jesús, le salió al encuentro (María estaba sentada en la casa).
21. Dijo Marta a Jesús:
- Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano;
22. pero, incluso ahora, sé que todo lo que le pidas a Dios, Dios te lo dará.
23. Jesús le dijo:
-Tu hermano resucitará.
24. Respondió Marta:
- Ya sé que resucitará en la resurrección del último día.
25. Le dijo Jesús:
-Yo soy la resurrección y la vida; el que me presta adhesión, aunque muera, vivirá,
26. pues todo el que vive y me presta adhesión, no morirá nunca. ¿Crees esto?
27. Ella le contestó:
-Sí, Señor, yo creo firmemente que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo.
EXPLICACIÓN.
18-27. Betania es el lugar figurado de la comunidad de Jesús y se ha colocado hasta ahora más allá del Jordán (1,28; 10,40); esta otra Betania, sin embargo, está muy cerca de Jerusalén (18); la comunidad representada por los tres hermanos se encuentra dentro del territorio de Israel, es decir, aunque ha dado la adhesión a Jesús, no ha roto con la institución y modo de pensar judíos; de ahí nacen las falsas concepciones sobre la muerte y la resurrección y sobre la obra del Mesías.
Los judíos presentes en Betania (19) pertenecen a la institución enemiga de Jesús; sin embargo, dan muestras de amistad a esta comunidad de discípulos; no han visto en ellos una ruptura semejante a la de su Maestro.
El movimiento de Marta, cuyas creencias representan a las de la comunidad, responde al acercamiento de Jesús (20) que llega, aunque él no entra en la casa donde se expresa la solidaridad con la muerte. La frase de Marta (21) insinúa un reproche; ella cree que la muerte de su hermano ha interrumpido su vida. Esperaba una curación, sin darse cuenta de que la vida que Jesús les ha comunicado ha curado ya el mal radical del hombre: su esclavitud a la muerte. Primera de las cosas que sabe Marta (22; cf. 24), ambas por debajo del nivel de fe propio del discípulo: ve en Jesús un mediador infalible ante Dios, no comprende que Jesús y el Padre son uno (10,30) y que las obras de Jesús son las del Padre (10, 32.37). Espera una intervención taumatúrgica de Jesús, como la del profeta Eliseo (2 Re 4,8ss).
Jesús responde restituyendo la esperanza (23): la muerte de Lázaro no es definitiva; no atribuye la resurrección a una nueva acción suya personal, pues significa la persistencia de la vida comunicada con el Espíritu que efundirá en su muerte (6,39s). Marta interpreta las palabras de Jesús según la creencia farisea (24). Las palabras de Marta delatan una decepción (ya sé); ha oído lo mismo muchas veces. Para ella, como para los judíos, el último día está lejos; no comprende la novedad de Jesús.
Jesús no viene a suprimir o retrasar indefinidamente la muerte física, sino a comunicar la vida que él mismo posee y de la que dispone (5,26), su mismo Espíritu. En la frase de Jesús (25: yo soy la resurrección y la vida) el primer término depende del segundo: es la resurrección por ser la vida (14,6). La vida que él comunica, al encontrarse con la muerte, la supera; a esto se llama resurrección; no está reglada a un futuro, porque Jesús, que es la vida, está presente.
Para que la realidad de vida invencible que es Jesús llegue al hombre se requiere la adhesión, a la que él responde con el don del Espíritu, nuevo nacimiento a una vida nueva y permanente (3,3s; cf. 5,24). Expone Jesús (26) el principio que funda la afirmación anterior (cf. 8,51): para el discípulo, la muerte física no tiene realidad de muerte; la muerte, de hecho, no existe. Ésta es la fe que Jesús espera de Marta (¿Crees esto?). Marta responde con la perfecta profesión de fe cristiana (20,31); ya no es el Profeta (6,14), sino el Hijo de Dios, igual al Padre.
SÍNTESIS.
Se inaugura la etapa última y definitiva de la creación: para el que ha recibido el Espíritu de Dios no hay interrupción de vida, la muerte es sólo una necesidad física.

miércoles, 27 de mayo de 2009

SEXTA SECCIÓN: LA VIDA DEFINITIVA. Jesús y los discípulos: El temor de la muerte.

SEXTA SECCIÓN: LA VIDA DEFINITIVA (11, 1-54)
Jesús y los discípulos: El temor de la muerte (11,1-17)
11, 1. Había cierto enfermo, Lázaro, que era de Betania, de la aldea de María y de Marta su hermana.
2. (María era la que ungió al Señor con perfume y le secó los pies con el pelo, y su hermano Lázaro estaba enfermo.)
3. Las hermanas le enviaron recado:
-Señor, mira que tu amigo está enfermo.
4. Al oírlo, dijo Jesús:
-Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios; así se manifestará por ella la gloria del Hijo de Dios.
5. Jesús quería a Marta, a su hermana y a Lázaro.
6. Al enterarse de que estaba enfermo, se quedó, aún así, dos días en el lugar donde estaba.
7. Luego, después de esto, dijo a sus discípulos:
-Vamos otra vez a Judea.
8. Los discípulos le dijeron:
-Maestro, hace nada querían apedrearte los judíos, y ¿vas a ir otra vez allí?
9. Replicó Jesús:
-¿No hay doce horas de día? Si uno camina de día no tropieza, porque ve la luz de este mundo;
10. en cambio, si uno camina de noche, tropieza, porque le falta la luz.
11. Esto dijo, y a continuación añadió:
-Lázaro, nuestro amigo, se ha dormido, pero voy a despertarlo.
12. Le dijeron los discípulos:
-Señor, si se ha dormido, se salvará.
13. (Jesús lo había dicho de su muerte, pero ellos pensaron que hablaba de un sueño natural.)
14. Entonces Jesús les dijo abiertamente:
-Lázaro ha muerto,
15. y me alegro por vosotros de no haber estado allí, para que lleguéis a creer. Ea, vamos a verlo.
16. Entonces Tomás, es decir, Mellizo, dijo a sus compañeros:
-Vamos también nosotros a morir con él.
17. Al llegar Jesús, encontró que Lázaro llevaba ya cuatro días en el sepulcro.
EXPLICACIÓN.
1-17. Lázaro y sus hermanas representan una comunidad de discípulos. Son de Betania, lugar figurado de la comunidad de Jesús (1,28; 10,40). La enfermedad de Lázaro representa la amenaza de la muerte física, de la cual no está exento el discípulo.
Es María la que ungirá a Jesús (12,1-3) (2). No hay petición explícita (3), sólo información: confianza en el amor de Jesús. Afecto y amistad, vínculo de Jesús con los suyos (tu amigo). La enfermedad de un discípulo no tiene por término la muerte (4), pues la vida comunicada con el Espíritu es definitiva; al ser percibida manifestará la gloria/amor de Dios y la de su Hijo (cf. 2,11), que es su presencia entre los hombres. Se insiste sobre el amor de Jesús (5). Sin embargo, él se retrasa deliberadamente, dejando que Lázaro muera. No es misión suya liberar al hombre de la muerte física, sino dar a ésta un nuevo sentido.
Judea (7) evoca la oposición a Jesús (4,1-3-47.54; 7,1; 10,22-39). Los discípulos tienen miedo por él (10,31.39) (8); para ellos, su muerte sería el final de todo y ha de ser evitada. Jesús responde a ese miedo (9-10); doce horas de día, duración de su actividad (el día sexto, cf. 2,1), que va a terminar con la resurrección de Lázaro y la decisión de matar a Jesús por parte de las autoridades; la luz, la posibilidad de trabajar; la noche, la cesación de su actividad. Para los discípulos, Jesús será la luz (8,12; 9,5) que les permita trabajar sin miedo.
Quitados los motivos de temor, expone la razón para ir a Judea (11). Lenguaje simbólico (se ha dormido), aunque conocido ( 1 Cor 7,39; 11,30; 15,6.18; 1 Tes 4,13); no es un mero eufemismo, porque la muerte no es definitiva. Como “hermano” (1,2), amigo era un modo de llamarse los cristianos en las comunidades joaneas. Jesús no puede abandonar al amigo. Los discípulos, en su temor, encuentran pretexto para disuadirlo de su propósito (12-13). Para ellos, salvarse significa evitar la muerte física; para Jesús, tener una vida que supera la muerte (3,16). No han comprendido la calidad de vida que comunica Jesús, siguen aferrados a la antigua concepción de la muerte. Jesús les aclara el sentido de sus palabras (14-15); no han alcanzado una fe plena. La resurrección de Lázaro, que anticipa la de Jesús, va a mostrarles el entero fundamento de la fe: percibirán todo el alcance del amor de Dios, viendo que la vida vence a la muerte.
La traducción del nombre de Tomás (16) muestra la importancia de su significado. Este se deduce de la frase de Tomás, que está dispuesto a morir “con Jesús” (no como Pedro, que estará dispuesto a morir “por Jesús”, 13,37); el que está dispuesto a seguir a Jesús hasta la muerte es el doble (mellizo) de Jesús. Tomás piensa que la muerte es inminente y, además, su horizonte acaba en ella. Llega al máximo de la adhesión dentro de la perspectiva humana, y ahí se detendrá (cf. 20,25) hasta que palpe la victoria de la vida sobre la muerte (20,27ss).
Se pensaba que la muerte era definitiva a partir del tercer día. Cuando llega Jesús, nadie puede dudar de que Lázaro está muerto (17). Pero además, la cifra cuatro indica la totalidad del tiempo; el sepulcro, la ausencia de vida (por eso Jesús sacará a Lázaro del sepulcro). Esta ha sido el destino de la humanidad desde el principio. La muerte de Lázaro ha sido asimilada por los suyos a la muerte de siempre, sin esperanza.

domingo, 24 de mayo de 2009

Jesús, más allá del Jordán.

Jesús, más allá del Jordán
(Jn 10, 40-42)
10. 40. Se fue esta vez al otro lado del Jordán, al lugar donde Juan había estado bautizando al principio, y se quedó allí.
41. Acudieron a él muchos y decían:
-Juan no realizó ninguna señal, pero todo lo que dijo Juan de éste era verdad.
42. Y allí muchos le dieron su adhesión.

EXPLICACIÓN.
40-42. Después de la ruptura definitiva con la institución, Jesús efectúa la segunda etapa de su éxodo (cf. 6,1: paso del mar), el paso del Jordán, que recuerda el de Josué con el pueblo israelita para entrar en la tierra prometida (Jos 3-4). A su comunidad, nueva tierra prometida, la sitúa fuera del país judío que lo rechaza (se quedó allí). Muchos lo siguen en su éxodo (41), la nueva comunidad empieza a existir. Se insiste en el papel de Juan Bautista. No hizo señales porque sólo anunciaba a Jesús. Allí (42), en oposición a Jerusalén y al templo.

QUINTA SECCIÓN: LA FIESTA DE LA DEDICACIÓN. Los dirigentes rechazan al Mesías.

QUINTA SECCIÓN: LA FIESTA DE LA DEDICACIÓN.
(Jn 10, 22-42)
Los dirigentes rechazan al Mesías.
(Jn 10, 22-39)
10, 22. Se celebró por entonces en Jerusalén la fiesta de la Dedicación del templo. Era invierno.
23. Jesús paseaba en el templo por el pórtico de Salomón.
24. Lo rodearon entonces los dirigentes y le dijeron:
-¿Hasta cuándo vas a no dejarnos vivir? Si eres tú el Mesías, dínoslo abiertamente.
25. Les replicó Jesús:
-Os lo he dicho, pero no lo creéis. Las obras que yo realizo en nombre de mi Padre, ésas son las que me acreditan,
26. pero vosotros no creéis porque no sois ovejas mías.
27. Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen,
28. yo les doy vida definitiva y no se perderán jamás ni nadie las arrancará de mi mano.
29. Lo que me ha entregado mi Padre es lo que más importa, y nadie puede arrancar nada de la mano del Padre.
30. Yo y el Padre somos uno.
31. Los dirigentes cogieron de nuevo piedras para apedrearlo.
32. Les replicó Jesús:
-Muchas obras excelentes os he hecho ver, que son obras del Padre; ¿por cuál de ellas me apedreáis?
33. Le contestaron los dirigentes:
-No te apedreamos por ninguna obra excelente, sino por blasfemia; porque tú, siendo un hombre, te haces Dios.
34. Les replicó Jesús:
-¿No está escrito en vuestra Ley: “Yo he dicho: Sois dioses”?
35. Si llamó dioses a aquellos a quienes Dios dirigió su palabra, y ese pasaje no se puede suprimir,
36. de mí, a quien el Padre consagró y envió al mundo, ¿vosotros decís que blasfemo porque he dicho: “Soy hijo de Dios”?
37. Si yo no realizo las obras de mi Padre, no me creáis;
38. pero si las realizo, aunque no me creáis a mí, creed las obras; así sabréis de una vez que el Padre está identificado conmigo y yo con el Padre.
39. Otra vez intentaron prenderlo, pero se les escapó de las manos.
EXPLICACIÓN.
22-39. Último enfrentamiento de Jesús con los dirigentes judíos. Como el primero (2,13ss), tiene lugar en el templo, donde Jesús no volverá a entrar. Se desarrolla en torno al tema de la consagración, la del templo (Fiesta de la Dedicación) y la de Jesús, consagrado por el Padre (36); él, como nuevo santuario, sustituye al antiguo (2,19-21).
La irritada pregunta hecha a Jesús, si es el Mesías (24), está en paralelo con la hecha a Juan Bautista (1,19ss). Jesús nunca toma en sus labios el título de Mesías, pues podía hacer creer que pretendía apoderarse del trono de Israel. Se limita a presentar sus credenciales, sus obras a favor del hombre (25). Ovejas (26-28), cf. 2,14s; 5,2; 10,1ss. Para hablar de su mesianismo se requiere una condición previa: reconocer que la actividad liberadora de Jesús es la de Dios mismo, la del Padre; donde se actúa a favor del hombre, allí está Dios. Pero los dirigentes no toleran esas obras, que minan su poder.
Los que son de Jesús (27-28) lo escuchan, es decir, le prestan adhesión de conducta y de vida (me siguen), comprometiéndose con él y como él a entregarse sin reservas a liberar y dar vida al hombre. El don de Jesús a los que lo siguen es el Espíritu y, con él, la vida que supera la muerte; estarán al seguro, pues Jesús es el pastor que defiende a los suyos hasta dar la vida (10,11).
Lo más importante para Jesús (29) es el fruto de su obra, la nueva humanidad, que el Padre le ha entregado (6,37.44.65) y que él constituye completando con el Espíritu la creación del hombre. El Padre está presente y se manifiesta en Jesús (30) y, a través de él, realiza su obra creadora, que lleva a cumplimiento su designio (5,17.30; 6,38-40). La identificación entre Jesús y el Padre excluye toda instancia superior. La oposición a Jesús es oposición a Dios.
Recurren a la violencia, con intención de matarlo (apedrearlo, cf. 8,59) son los mentirosos y homicidas (8,44). Ya que no pueden impugnar sus obras, pretenden atacar la ortodoxia de sus palabras. Tachan de blasfemia el designio de Dios (cf. 1,1) (30-33). Vuestra ley (34): Jesús no la considera suya (7,19; 8,17; 15,25). El apelativo dioses indica una particular semejanza con Dios; en el AT se aplicaba a los que reflejaban el poder de un Dios justiciero (los jefes en cuanto jueces), por eso Jesús se distancia del texto que cita (Sal 82,6) (vuestra ley); la semejanza con Dios no está en el poder, sino en la actividad del amor (37-38).
Desafío final a los dirigentes (37-38ª): la calidad del hombre se prueba por la de sus obras; él demuestra ser enviado e Hijo de Dios con las obras que realiza. Ellos, los embusteros y asesinos (8,44; 10,1.8.10), no pueden de ningún modo representar a Dios. Las credenciales jurídicas de que se glorían no cuentan; las únicas que atestiguan una misión divina no son siquiera las palabras (no me creáis), sino las obras. De ellas deben deducir la unidad entre Jesús y el Padre (cf. 8,46) (38b); ambos tienen el mismo objetivo, dar vida al hombre.
Intentan prenderlo, porque no tienen respuesta (39). Como de costumbre, apelan a la violencia (7,30; 8,20.59). Jesús sale definitivamente del templo.

domingo, 17 de mayo de 2009

La explotación del pueblo y la alternativa de Jesús.

La explotación del pueblo y la alternativa de Jesús.
(9,39-10,21)
9, 39. Añadió Jesús:
-Yo he venido a abrir un proceso contra el orden este; así, los que no ven, verán, y los que ven, quedarán ciegos.
40. Se enteraron de esto aquellos fariseos que habían estado con él, y le preguntaron:
-¿Es que también nosotros somos ciegos?
41. Les contestó Jesús:
-Si fuerais ciegos, no tendríais pecado; pero como decís que veis, vuestro pecado persiste.
10, 1. Sí, os lo aseguro: Quien no entra por la puerta en el recinto de las ovejas, sino trepando por otro lado, ése es un ladrón y un bandido.
2. Quien entra por la puerta es pastor de las ovejas;
3. a ése le abre el portero y las ovejas oyen su voz. A las ovejas propias las llama por su nombre y las va sacando;
4. cuando ha echado fuera a todas las suyas, camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen porque conocen su voz.
5. A un extraño, en cambio, no lo seguirán, huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.
6. Esta semejanza les puso Jesús, pero ellos no entendieron a qué se refería.
7. Entonces añadió Jesús:
-Pues sí, os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas.
8. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos, pero las ovejas no les han hecho caso.
9. Yo soy la puerta, el que entre por mi quedará a salvo, podrá entrar y salir y encontrará pastos.
10. El ladrón no viene más que para robar, sacrificar y destruir. Yo he venido para que tengan vida y les rebose.
11. Yo soy el modelo de pastor. El pastor modelo se entrega él mismo por las ovejas;
12. el asalariado, como no es pastor ni son suyas las ovejas, cuando ve venir al lobo, deja las ovejas y huye, y el lobo las arrebata y las dispersa;
13. porque a un asalariado no le importan las ovejas.
14. Yo soy el modelo de pastor; conozco a las mías y las mías me conocen a mí,
15. igual que el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre; por eso me entrego yo mismo por las ovejas.
16. Tengo además otras ovejas que no son de este recinto: también a ésas tengo que conducirlas; escucharán mi voz y habrá un solo rebaño, un solo pastor.
17. Por eso el Pare me demuestra su amor, porque yo entrego mi vida y así la recobro.
18. Nadie me la quita, yo la entrego por decisión propia. Está en mi mano entregarla y está en mi mano recobrarla. Este es el mandamiento que recibí de mi Padre.
19. Estas palabras causaron de nuevo división entre los dirigentes judíos.
20. Muchos de ellos decían:
-Está loco de atar, ¿por qué lo escucháis?
21. Otros, en cambio:
-Estas no son palabras de loco; ¿es que puede un loco abrir los ojos de los ciegos?

EXPLICACIÓN.
9,39-10,21. No es misión de Jesús juzgar a la humanidad (3,17; 12,47), pero su presencia y actividad denuncian el modo de obrar del orden opresor (7,7; 8,23) y abren un proceso contra él (39): quienes estén por la liberación y la vida se pondrán de parte de Jesús. Se van a trastornar las situaciones establecidas (los que no ven, verán, etc.): los que nunca han podido conocer, como el ciego, experimentarán la acción/amor de Dios, y conocerán. Los que podían conocer, pero engañaban con una falsa doctrina, al consumar su rechazo de Jesús perderán para siempre la luz de la vida.
Los fariseos (40), jueces del ciego (9,13): pregunta irónica, con incredulidad y autosuficiencia: los que poseen el conocimiento basado en la Ley tienen la luz y nunca podrán perderla. Jesús los coge con su misma afirmación (41): no es pecado ser ciego (cf 9,3), sino serlo voluntariamente, rechazar la evidencia, como han hecho ellos (9,16.24). Además, imponen su mentira como verdad (cf. Is 5,20). Doble mala fe. Ejercen la opresión con plena conciencia de lo que hacen. Se obstinan en su mentira (vuestro pecado persiste; cf 8,23).
De nuevo el tema de las ovejas/pueblo (10,1; cf. 2,15; 5,2). Hay un solo modo legítimo de acercarse al pueblo, abiertamente y con sinceridad; el disimulo o la ocultación delatan al explotador (cf. 12,6: Judas; 2,13ss) y violento (18,40: Barrabás). Los dirigentes son explotadores que usan la violencia para someter al pueblo manteniéndolo en un estado de miseria.
A los ladrones y bandidos se opone el pastor (2), figura mesiánica (Ez 34,11s.15) que Jesús se aplica; es el único que tiene derecho a entrar (le abre); la autoridad que se arrogan los dirigentes es ilegítima. El pastor propone un mensaje de liberación (3: la voz) y saca al pueblo de la institución judía (éxodo, cf. 2,16), librándolo de la muerte. El pueblo no podía salir solo, porque no había alternativa (4). Conocimiento y relación personal con cada uno (las llama por su nombre). La voz de los dirigentes (los extraños) anuncia explotación y violencia (5). No entienden (cf 8,43) (6).
Jesús, la puerta (7): sólo asumiendo su actitud se puede uno acercar legítimamente al pueblo. Hasta ahora, sus líderes han usado siempre el dominio y la violencia para explotarlo (8). El pueblo no los sigue; está sometido por el miedo (7,13; 9,22). Para el individuo, entrar por esta puerta (9) significa dar la adhesión a Jesús y asimilarse a él en la entrega por el bien del hombre; quedará a salvo, porque él da la vida definitiva (3,15s; 5,21.24.40; 6,17.40.51.54; 7,37ss). Esta puerta se abre a la tierra de la vida, del amor leal; el hombre quedará libre de la explotación. Jesús es la alternativa al orden injusto, crea el ámbito de la libertad y de la vida/amor; punto de llegada de su éxodo. Podrá entrar y salir, actividad, libertad de movimientos; encontrará pastos, cf. 6,34: nunca pasará hambre: él mismo es el pan de vida.
Repite la denuncia (10); alude al ganado para el sacrificio; la verdadera víctima es el pueblo. Violencia y dureza de los dirigentes, que explotan al pueblo sin medir los estragos que causan y sin respeto alguno a la vida. Opone su propia figura. Si ellos procuran muerte, su misión es que el hombre tenga vida plena.
Pastor (11) describe su actividad. No es un pastor más, sino el modelo: su característica es dar su vida para dar vida a los suyos. Figura negativa (12-13), el asalariado, el que mira a su ganancia.
Relación de Jesús con los suyos (14-15). Antes afirmaba un conocimiento personal de cada uno (4), ahora, de la comunidad; conocimiento profundo e íntimo; relación de amor en el mismo Espíritu (1,16), tan profunda que la compara a la que existe entre él y el Padre, basada también en la comunidad de Espíritu. Su conocimiento/amor a los suyos y al Padre lo lleva a dar la vida para así comunicarla a los que le dan su adhesión.
Horizonte de la futura comunidad (16): la humanidad entera (1,9; 3,16; 4,42; 8,12). Jesús forma una comunidad humana (rebaño), pero no funda una nueva institución (recinto, lit. “atrio”, alusión al templo) opuesta a la judía. Su comunidad universal no está encerrada en institución nacional o cultural alguna. Su base son los hombres acabados por el Espíritu; ellos, según los tiempos y los lugares, encontrarán las expresiones adecuadas a la realidad que viven.
Jesús se entrega a sí mismo y así se recobra (17), porque darse a sí mismo significa adquirir la plenitud del propio ser. Se recobra con la plena identidad del Hijo, al que el Padre demuestra su amor. Absoluta libertad de su entrega (18). Jn utiliza el término mandamiento para oponer este encargo del Padre a los mandamientos de la antigua Ley; la relación entre Jesús y el Padre no es de sumisión, sino de amor que identifica; el encargo del Padre expresa la unidad de designio que nace de la sintonía en el Espíritu (5,30). Moisés recibió muchos; Jesús, uno solo. Será propuesto a los hombres (12,49s; cf 13,34).
Las opiniones están divididas (19). Unos siguen acusándolo de loco (7,20; 8,48.52) (20). Otros dudan (21). Jesús derriba sus seguridades.
SÍNTESIS.
El pecado de los dirigentes es la mentira que invierte la escala de valores: llaman mal a la libertad y bien a la sumisión. Este pecado procede de su propia mentira interior, pues se niegan a ver los hechos y a reconocer su evidencia. El motivo último de este modo de obrar es su interés personal, que los hace opresores y explotadores del pueblo.
Jesús es incompatible con la institución religiosa judía; se propone sacar fuera de ella a los que escuchen su mensaje, para formar una comunidad humana libre que goce de la plenitud que él comunica.
Su muerte voluntaria demuestra que quien se entrega por amor a los demás no se destruye, sino que llega a su máximo, por hacerse semejante al Padre, que es don gratuito y generoso. Quien se da a sí mismo se convierte en dador de vida.

sábado, 16 de mayo de 2009

Encuentro de Jesús con el hombre.

Encuentro de Jesús con el hombre.
(9, 35-38)
9, 35. Se enteró Jesús de que lo habían echado fuera, fue a buscarlo y le dijo:
-¿Das tu adhesión al Hombre?
36. Contestó él:
-Y ¿quién es, Señor, para dársela?
37. Le contestó Jesús:
-Ya lo has visto; el que habla contigo, ése es.
38. Él declaró:
-Te doy mi adhesión, Señor.
Y se postró ante él.
EXPLICACIÓN.
35-38. Jesús no abandona al que ha sido fiel a la nueva visión de sí mismo y del mundo (35). Con su pregunta va a acabar la labor de iluminación que había comenzado. El Hombre se identifica con el modelo de hombre que Jesús le puso ante los ojos con su barro (9,6), la imagen de su misma persona, que descubría al ciego una nueva condición humana que antes desconocía. Jesús le pregunta si mantiene su adhesión al ideal que ha visto. El hombre no sabía que ese ideal estuviera realizado (36) y desea identificar al que lo realiza. Jesús se revela a él (37). Adhesión personal (38), se postra: expulsado de la institución judía, encuentra en Jesús el nuevo santuario (2,19-21), donde brilla la gloria/amor del Padre; es un adorador de los que el Padre busca (4,23).

Verificación del hecho e interpretación de los dirigentes.

Verificación del hecho e interpretación de los dirigentes.
(9, 13-34)
9, 13. Llevaron a los fariseos al que había sido ciego.
14. El día en que Jesús hizo el barro y le abrió los ojos era día de precepto.
15. Los fariseos, a su vez, le preguntaron también cómo había llegado a ver. Él les respondió:
-Me puso barro en los ojos, me lavé y veo.
16. Algunos de los fariseos comentaban:
-Ese hombre no viene de parte de Dios, porque no guarda el precepto.
Otros, en cambio, decían:
-¿Cómo puede un hombre, siendo pecador, realizar semejantes señales?
Y estaban divididos.
17. Le preguntaron otra vez al ciego:
-A ti te ha abierto los ojos, ¿qué piensas tú de él?
Él respondió:
-Es un profeta.
18. Los dirigentes judíos no creyeron que aquél había sido ciego y había llegado a ver hasta que no llamaron a los padres del que había conseguido la vista
19. y les preguntaron:
-¿Es éste vuestro hijo, el que vosotros decís que nació ciego? ¿Cómo es que ahora ve?
20. Respondieron sus padres.
-Sabemos que éste es nuestro hijo y que nació ciego.
21. Ahora bien, cómo es que ve ahora, no lo sabemos, y quién le ha abierto los ojos, nosotros tampoco lo sabemos. Preguntádselo a él, ya es mayor de edad; él dará razón de sí mismo.
22. Sus padres respondieron así por miedo a los dirigentes judíos, porque los dirigentes tenían ya convenido que fuera excluido de la sinagoga quien lo reconociese por Mesías.
23. Por eso dijeron sus padres: “Ya es mayor de edad, preguntadle a él”.
24. Llamaron entonces por segunda vez al hombre que había sido ciego y le dijeron:
-Reconócelo tú ante Dios. A nosotros nos consta que ese hombre es un pecador.
25. Replicó entonces él:
-Si es pecador o no, no lo sé; una cosa sé, que yo era ciego y ahora veo.
26. Insistieron:
-¿Qué te hizo? ¿Cómo te abrió los ojos?
27. Les replicó:
-Ya os lo he dicho y no me habéis hecho caso. ¿Para qué queréis oírlo otra vez? ¿Es que queréis haceros discípulos suyos también vosotros?
28. Ellos lo llenaron de improperios y le dijeron:
-Discípulo de ése lo serás tú, nosotros somos discípulos de Moisés.
29. A nosotros nos consta que a Moisés le habló Dios; ése, en cambio, no sabemos de dónde procede.
30. Les replicó el hombre:
-Pues eso es lo raro, que vosotros no sepáis de dónde procede cuando me ha abierto los ojos.
31. Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, sino que al que lo respeta y realiza su designio a ése lo escucha.
32. Jamás se ha oído decir que nadie haya abierto los ojos a uno que nació ciego;
33. si éste no viniera de parte de Dios, no podría hacer nada.
34. Le replicaron:
-Empecatado naciste tú de arriba abajo, ¡y vas tú a darnos lecciones a nosotros!
Y lo echaron fuera.
EXPLICACIÓN.
13-34. Los fariseos, enemigos de Jesús (7,47; 8,13) (13). Para Jesús no cuentan los preceptos de la Ley (14). Interrogatorio (15): a los fariseos no les interesa el hecho ni se alegran por él, quieren saber el cómo, para ver si ha habido infracción de la Ley. División de opiniones (16): un grupo toma como criterio de juicio la observación de la Ley (no guarda el precepto); otro parte de los hechos y descubre en ellos el poder de Dios (señales). Opinión del hombre (es un profeta) (17): no ha descubierto toda la realidad de Jesús, pero afirma que su actividad es de Dios (cf. 4,19).
Ahora los dirigentes, que incluyen a los fariseos (18). Ante el insoluble problema se refugian en la incredulidad. No quieren ver el hecho, que derriba los fundamentos de su sistema teológico. Doble pregunta a los padres (19): si su hijo nació ciego y, en caso afirmativo, cómo ha recobrado la vista; oculta esperanza de que el hecho sea falso. Los padres afirman el hecho que saben (20); los padres tienen miedo, el hijo no va a tenerlo (21); mayor de edad (21.23), capaz de hablar con libertad: la madurez dada por el Espíritu (cf. 6,10: “hombres adultos”). Presión de los dirigentes sobre el pueblo para evitar la adhesión a Jesús (22-23).
Ante la imposibilidad de negar el hecho, recurren a su autoridad doctrinal (24) y definen que la acción de Jesús es contraria a Dios (pecador). Quieren evitar el testimonio del hombre a favor de Jesús, que desprestigiaría a su institución. Intentan que reniegue de Jesús, pero él, con la nueva vida que experimenta, se niega a someterse. El hombre no se mete en cuestiones teológicas; opone el hecho a la teoría (25). Intranquilidad de los dirigentes (26). Réplica (cf. Is 42,8: “Sordos, escuchad y oíd”). Pregunta irónica (¿queréis haceros discípulos suyos?).
La violenta reacción (28) muestra que la pregunta ha tocado en lo vivo. Están intentando rechazar la evidencia. Se refugian en el pasado (Moisés); optan por la Ley sin amor y en contra del amor fiel (1,17). No quieren leer directamente la realidad, donde se manifiesta el amor de Dios; la miran a través de una ideología rígida que la deforma. Quieren denigrar la persona de Jesús (no sabemos de dónde procede) (29). Los que exaltan la liberación antigua (Moisés) se oponen a la nueva. El hombre ridiculiza el argumento de los dirigentes (30-33). Su dicho es irrebatible; los dirigentes, acorralados, pasan al insulto (cf. 7,52) (34); soberbia (a nosotros). El hombre debería cegarse de nuevo para darles la razón. Sigue la violencia (y lo echaron fuera); el hombre que ha tenido la experiencia de vida es un obstáculo para su dominio.
SÍNTESIS
Los representantes del poder religioso-político se encuentran desconcertados ante la obra de Jesús, que echa abajo su teología. Reacción típica: después del impacto inicial, quieren neutralizar el hecho. Pretenden negar su existencia; al no poder hacerlo, recurren a su autoridad doctrinal para definir que lo que el hombre experimenta como bien y como vida es contrario a lo que Dios quiere. Aferrados a su ideología niegan la evidencia e invierten los valores, llamando al bien mal y al mal bien. Detrás de la ideología está su situación de privilegio, que defienden a toda costa. Al fracasar la coacción moral, recurren a la violencia, que muestra su irracionalidad y su mala voluntad.

CUARTA SECCIÓN: EN JERUSALÉN. LA LUZ QUE LIBERA DE LA TINIEBLA. Curación del ciego.

CUARTA SECCIÓN: EN JERUSALÉN.
LA LUZ QUE LIBERA DE LA TINIEBLA.
(9,1-10,21)
Curación del ciego. (9,1-12)
9, 1.Al pasar vio Jesús un hombre ciego de nacimiento.
2. Le preguntaron sus discípulos:
-Maestro, ¿quién había pecado, él o sus padres, para que naciera ciego?
3. Contestó Jesús:
-Ni había pecado él ni tampoco sus padres, pero así se manifestarán en él las obras de Dios.
4. Mientras es de día, nosotros tenemos que trabajar realizando las obras del que me envió. Se acerca la noche, cuando nadie puede trabajar.
5. Mientras esté en el mundo, soy la luz del mundo.
6. Dicho esto, escupió en tierra, hizo barro con la saliva, le untó su barro en los ojos
7. y le dijo:
-Ve a lavarte a la piscina de Siloé (que significa “Enviado”).
Fue, se lavó y volvió con vista.
8. Los vecinos y los que antes solían verlo, porque era mendigo, preguntaban:
-¿No es éste el que estaba sentado y mendigaba?
9. Unos decían:
-El mismo.
Otros, en cambio:
-No, pero se le parece.
Él afirmaba:
-Soy yo.
10. Le preguntaron entonces:
-¿Cómo se te han abierto los ojos?
11. Contestó él:
-Ese hombre que se llama Jesús hizo barro, me lo untó en los ojos y me dijo: “Ve a Siloé y lávate”. Fui entonces, y al lavarme empecé a ver.
12. Le preguntaron:
-¿Dónde está él?
Respondió:
-No sé.
EXPLICACIÓN.
1-12. Jesús explica su declaración anterior: Yo soy la luz del mundo (8,12), dando vista a un ciego de nacimiento. El ciego, que no conoce la luz (1,4), es figura de los que nunca han podido saber lo que puede y debe ser el hombre. En paralelo con los enfermos de la piscina (5,3), representa a un sector del pueblo oprimido.
Fuera del templo (1: Al pasar). Pregunta de los discípulos (2): en el judaísmo se pensaba que la desgracia era efecto del pecado, que Dios castigaba en proporción a la gravedad de la culpa; los defectos corporales congénitos se atribuían a las faltas de los padres. Jesús rechaza esa concepción (3). Sentido simbólico de la ceguera (cf. 9,40s; Is 6,9s): este hombre representa a los que desde siempre (ni él ni sus padres) han vivido sometidos a tal opresión, que nunca han siquiera vislumbrado lo que significa ser hombre ni, por tanto, lo han deseado. Son otros los culpables de su ceguera. No es un castigo ni Dios es indiferente ante el mal (se manifestarán en él las obras de Dios).
Los discípulos han de asociarse a la actividad de Jesús (tenemos que trabajar), librando al hombre de su impotencia y dándole capacidad de acción. Las situaciones de injusticia son una llamada a colaborar con la acción de Dios. Urgencia (4: mientras es de día): aprovechar la oportunidad. Luz del mundo (cf. 8,12): misión liberadora (Is 42,6ss; 49,6ss).
Jesús pasa a la acción (6). Va a ponerle ante los ojos el proyecto de Dios sobre el hombre. La decisión de obtener la vista quedará en sus manos. El barro alude a la creación del hombre (Gn 2,7; Job 10,9; Is 64,7); se pensaba que la saliva transmitía la propia fuerza o energía vital; Jesús crea el hombre nuevo; compuesto de tierra/carne y saliva/Espíritu de Jesús; le untó su barro en los ojos, le pone ante los ojos su propia humanidad, la del Hombre-Dios, proyecto divino realizado; untar/ungir, en relación con Mesías (Ungido); lo invita a ser hombre acabado, ungido e hijo de Dios por el Espíritu.
Toca al ciego aceptar la luz y optar libremente por ella (7). Segunda piscina, ésta fuera de la ciudad (5,2: dentro de la ciudad), la del agua mansa (cf. Is 8,6s; cf. Jn 5,7: agitación del agua). El ciego ha alcanzado su integridad humana (volvió con vista); ha visto la luz, no a través de una enseñanza, sino gracias a su opción. Ha percibido lo que es el Hombre; la vista adquirida le permitirá distinguir los verdaderos valores de los falsos. Dar vista a los ciegos, símbolo de la liberación de la opresión (Is 29,18ss; 35,5.10; 42,6s).
Perplejidad en la gente (8). Era un mendigo: inmóvil (sentado), impotente, dependiente de los demás. Jesús le ha dado la movilidad y la independencia. La duda sobre la identidad del ciego refleja la novedad que produce el Espíritu; siendo el mismo, es otro (9). Soy yo, palabras que usa Jesús para identificarse él mismo (4,25s; 6,20; 8,24.28.58): nueva identidad del hombre acabado por el Espíritu. Interés por el hecho (10). Se repite el relato de la curación, mostrando su importancia (11); un hombre como él (cf. 9.1). Interés por la persona de Jesús (12): se ha suscitado una esperanza.
SÍNTESIS.
Hay hombres que, sometidos desde siempre a la opresión, no saben siquiera lo que significa la verdadera condición humana. Es misión de Jesús y de los suyos mostrar al hombre la posibilidad de vida plena, más que con palabras, con la realidad que viven y con gestos que realicen la salvación. Es un ofrecimiento gratuito que ha de ser aceptado libremente.

viernes, 15 de mayo de 2009

El mito del linaje.

El mito del linaje (8,31-59)
8, 31. Dijo entonces Jesús a los judíos que le habían dado crédito:
-Vosotros, para ser de verdad mis discípulos, tenéis que ateneros a ese mensaje mío;
32. conoceréis la verdad y la verdad os hará libres.
33. Reaccionaron contra él:
-Somos linaje de Abrahán y nunca hemos sido esclavos de nadie: ¿cómo dices tú: “Llegaréis a ser libres”?
34. Les replicó Jesús:
-Pues sí, os aseguro que todo el que practica el pecado es esclavo.
35. Ahora bien, el esclavo no se queda en la casa para siempre, el hijo se queda para siempre.
36. Por tanto, si el Hijo os da la libertad, seréis realmente libres.
37. Ya sé que sois linaje de Abrahán, y, sin embargo, tratáis de matarme a mí, porque ese mensaje mío no os cabe en la cabeza.
38. Yo propongo lo que he visto personalmente junto al Padre, y también vosotros hacéis lo que habéis aprendido de vuestro padre.
39. Le repusieron:
-Nuestro padre es Abrahán.
Les respondió Jesús:
-Si fuerais hijos de Abrahán, realizaríais las obras de Abrahán;
40. en cambio, tratáis de matarme a mí, hombre que os he estado proponiendo la verdad que aprendí de Dios. Eso no lo hizo Abrahán.
41. Vosotros realizáis las obras de vuestro padre.
Le replicaron entonces:
-Nosotros no hemos nacido de prostitución; un solo padre tenemos, Dios.
42. Les replicó Jesús:
-Si Dios fuera vuestro padre, me querríais a mí, porque yo estoy aquí procedente de Dios; y tampoco he venido por decisión propia, fue él quien me envió.
43. ¿Por qué razón no entendéis mi lenguaje? Porque no sois capaces de escuchar ese mensaje mío.
44. Vosotros procedéis de ese padre que es el Enemigo, y queréis realizar los deseos de vuestro padre. Él ha sido homicida desde el principio y nunca ha estado en la verdad, porque en él no hay verdad; cuando expone la mentira, le sale de dentro, porque es mentiroso y el padre de la mentira.
45. A mí, en cambio, porque digo la verdad, no me creéis.
46. ¿Quién de vosotros puede echarme en cara pecado alguno? Si digo la verdad, ¿por qué vosotros no me creéis?
47. El que procede de Dios escucha las exigencias de Dios; por eso vosotros no escucháis, porque no procedéis de Dios.
48. Repusieron los dirigentes:
-¿No tenemos razón en decir que eres un samaritano y que estás loco?
49. Replicó Jesús:
-Yo no estoy loco, sino que honro a mi Padre; en cambio, vosotros queréis quitarme la honra a mí;
50. aunque yo no busco mi gloria; hay quien se encarga de eso y es juez en el asunto.
51. Pues sí, os lo aseguro: Quien cumpla mi mensaje, no sabrá nunca lo que es morir.
52. Replicaron entonces los dirigentes:
-Ahora estamos seguros de que estás loco. Abrahán murió y los profetas también, ¿y tú sales diciendo que quien cumpla tu mensaje no probará nunca la muerte?
53. ¿Acaso eres tú más que nuestro padre Abrahán, que murió? También los profetas murieron. ¿Quién pretendes ser?
54. Repuso Jesús:
-Si yo mismo me procurase gloria, mi gloria no valdría nada; es mi Padre quien me la procura, el que vosotros decís que es vuestro Dios,
55. aunque nunca lo habéis conocido. Yo, en cambio, sé quién es y, si negase saberlo, sería un mentiroso parecido a vosotros. Pero sé quién es y cumplo su mensaje.
56. Abrahán, vuestro padre, saltó de gozo por que iba a ver este día mío, lo vio y se llenó de alegría.
57. Los dirigentes le replicaron:
-¿No tienes todavía cincuenta años y has visto a Abrahán en persona?
58. Les contestó Jesús:
-Pues sí, os lo aseguro: Desde antes que existiera Abrahán, soy yo lo que soy.
59. Cogieron piedras para tirárselas, pero Jesús se ocultó saliendo del templo.
EXPLICACIÓN.
31-59. A los judíos que le han dado fe, Jesús los invita a practicar su mensaje; no le bastan adhesiones de principio (31); es posible dar crédito a Jesús sin sacar las consecuencias. La práctica del mensaje/amor, rompiendo con el orden injusto, les dará libertad (32), pues comunica el Espíritu/vida (3,34), dando la experiencia de la vida/verdad: en ella el hombre percibe a Dios como Padre y a sí mismo como hijo. Esta nueva relación hace libres. Así se constituye el verdadero discípulo.
La libertad que comunica Jesús sobrepasa la mera posibilidad de opción; sitúa al hombre en su verdadero rango: partícipe de la libertad del Padre; como él, es señor de sí mismo. Quien no tiene experiencia del Padre es esclavo, porque concibe a Dios como un Soberano que somete al hombre, legitimando con eso toda tiranía. Reacción indignada (33): orgullo de raza; basta pertenecer al linaje de Abrahán para ser libre. Respuesta (34): ese linaje no garantiza la libertad, pues no impide que cometan el pecado, dando su adhesión a un sistema esclavizador. Alusión a los dos hijos de Abrahán (35): Isaac, libre; Ismael, esclavo. En paralelo, Dios Padre y Jesús Hijo (36), que, siendo libre, puede dar la libertad a los que son esclavos, dándoles el Espíritu.
No basta la descendencia para ser hijo (37), hay que demostrarlo con el modo de obrar. Al quererlo matar a él se oponen al Padre, el Dios que ama al hombre (38). Insinúa que tienen otro padre que no es Abrahán ni tampoco Dios. Nueva reacción (39), afirmando su ascendencia. Respuesta (40): no tienen por padre a Abrahán, pues no se portan como él.
Al comprender que los acusa de idolatría (41: prostitución), se profesan fieles al único Dios. Tampoco son hijos de Dios, porque no quieren a Jesús (43), el Hijo que, como el Padre, da vida al hombre. Imposibilidad de comunicar, porque Jesús es la negación misma de todo su sistema. Su modo de proceder muestra de quién son hijos (44): quieren matar a Jesús, luego están imitando a su padre que es un homicida, el Enemigo (el diablo) (44), el mentiroso y homicida desde el principio (alusión a la serpiente, que causó la muerte con el engaño). La mentira, opuesta a la verdad propuesta por Jesús de parte del Padre. La verdad, la experiencia de la vida, que da la libertad; la mentira, la ideología que exige sumisión y reprime la vida. El sistema judío es la mentira y el crimen institucionalizados, y todo el que se identifica con un orden injusto se hace cómplice de su mentira y homicidio. El Enemigo nunca dirá la verdad. Encarnado en el Tesoro, el dios del templo, la acumulación explotadora, se opone al compartir, señal y vehículo del amor (6,11). Es por esencia la negación del amor creador. Los que ejercen la opresión no pueden creer la verdad del amor (45). Desafío de Jesús, que muestra su seguridad (46); en él no hay injusticia, porque no busca su propio interés; perfecta coherencia entre su mensaje y su conducta (7,18). A pesar de eso, no le creen. La razón última es que no proceden de Dios, les falta la experiencia de lo que Dios es, por eso no escuchan las exigencias de Dios, que toman el puesto de los mandamientos de Moisés (3,34) y formulan el dinamismo del Espíritu-amor (47).
Contraataque (48). Faltándoles argumentos, pasan al insulto: samaritano, raza bastarda y gente heterodoxa; excomulgan a Jesús; loco o endemoniado. Del primer insulto no se defiende, porque no lo considera tal; los samaritanos han aceptado el mensaje (4,4ss). Niega el segundo; él está destruyendo la imagen falsa de Dios, mostrando su verdadero rostro (honro a mi Padre), aunque no le importa el concepto que tengan de él mismo, pues no busca su prestigio personal (50). Les expone el fruto del amor al hombre, de las exigencias de Dios. A los que lo quieren matar quiere atraerlos a la vida. La actividad a favor del hombre (Quien cumpla mi mensaje) (51), a la que lleva el Espíritu, es fuente de vida, hasta el punto de excluir toda experiencia de muerte. Ésa no existe para el que sigue a Jesús. La muerte física no interrumpe la vida ni es una experiencia de destrucción. La vida que Jesús comunica no conoce fin (3,16; 4,34; 5,21).
No responden a la invitación, continúan oponiéndose a Jesús (52). Piensan haber encontrado la prueba final de su locura. Han muerto hasta los hombres más cercanos a Dios (Abrahán y los profetas; cf. Zac 1,5). Insisten en la idea de la muerte inevitable (53). Le preguntan de nuevo por su identidad; no piensan por un momento que sea el Mesías. Jesús no pretende arrogarse títulos (54); le basta el amor/gloria del Padre que resplandece en él. Conocer a Dios (55) significa practicar la justicia y el derecho (Jr 22,15b-17; Os 4, 1-2); nunca lo han practicado. Jesús sabe que Dios es el Padre cuyo designio es comunicar vida al hombre. Se distancia de nuevo de los israelitas (Abrahán, vuestro padre) (56); no quiere particularismos; no reconoce más Padre que Dios. Se pensaba que, cuando Dios hizo la alianza con Abrahán, le había revelado el lejano futuro, que podía incluir los días del Mesías. Jesús es superior a Abrahán por ser el cumplimiento de la promesa que Dios le hizo.
Abrahán se alegró al ver este futuro; ellos se enfurecen con Jesús: no son hijos de Abrahán. No entienden la alusión mesiánica y responden con el sarcasmo (57). A los cincuenta años terminaba la vida activa. Cambian la perspectiva: no preguntan si Abrahán vio el día de Jesús/el Mesías, sino si Jesús ha visto a Abrahán. Declaración solemne (58). No se detiene en la cuestión que ellos proponen, su afirmación es más genérica y también toma pie de las opiniones del tiempo sobre el Mesías. Se afirmaba que, desde antes de la creación, Dios había concebido el proyecto de Israel, la Ley y el Mesías (cf. Sal 72,17). Jesús, el Mesías, fue siempre un determinante de la historia, pues en él había de brillar la gloria/amor de Dios (17,1) y realizarse su proyecto (1,14).
No pueden tolerar que se haga superior a Abrahán (59). Los que buscaban su muerte (7,1) se aprestan a ejecutarla (cf. Éx 17, 1-7): son hijos legítimos del asesino (8,44). Jesús vuelve a la clandestinidad (cf. 7,10.14). La gloria de Dios se aleja del templo, dejándolo vacío (Ez 10,18).
SÍNTESIS.
La experiencia de Dios como Padre, obtenida por la práctica del amor fiel, inaugura un nuevo sistema de relaciones. Ella descubre al hombre la verdad de Dios, el Padre que por amor le comunica incesantemente su propia vida; la verdad sobre sí mismo y los demás hombres, objeto del amor incondicional de Dios y llamados a ser hijos suyos, alcanzando una plenitud igual a la de Jesús. Quien no tiene experiencia de Dios como Padre, lo concibe como un Dios de poder que somete al hombre.
El sistema opresor tiene como dios el poder del dinero. Se encarna en un círculo de poder y se justifica mediante una ideología (la mentira, la tiniebla) que propone sus principios: la inviolabilidad del poder y la necesidad de la correlativa sumisión. Su acción es la opresión y la muerte para el hombre. Quien acepta esa ideología (el pecado) se hace esclavo.

lunes, 11 de mayo de 2009

II. DENUNCIA DE LOS DIRIGENTES. Pecado y muerte.

II.DENUNCIA DE LOS DIRIGENTES.
Pecado y muerte. (8,21-30)
8 21. Entonces les dijo de nuevo:
-Yo me voy, me buscaréis, pero vuestro pecado os llevará a la muerte. Adonde yo voy, vosotros no sois capaces de venir.
22. Los judíos del régimen comentaban_
-¿Irá a suicidarse, y por eso dice “Adonde yo voy, vosotros no sois capaces de venir”?
23. Él continuó:
-Vosotros pertenecéis a lo de aquí abajo, yo pertenezco a lo de arriba; vosotros pertenecéis a este orden, yo no pertenezco al orden este.
24. Por eso os he dicho que os llevarán a la muerte vuestros pecados; es decir, si no llegáis a creer que yo soy lo que soy, os llevarán a la muerte vuestros pecados.
25. Entonces le preguntaron:
-Tú, ¿quién eres?
Les contestó Jesús:
-Ante todo, eso mismo que os estoy diciendo.
26. Mucho tengo que decir de vosotros y condenarlo; pero el que me envió es digno de fe, y lo que yo digo contra el mundo es lo mismo que le he escuchado a él.
27. Nos comprendieron que les hablaba del Padre.
28. Jesús entonces les dijo:
-Cuando levantéis en alto al Hombre, entonces comprenderéis que yo soy lo que soy y que no hago nada de por mí, sino que propongo exactamente lo que me ha enseñado el Padre.
29. Además, el que me envió está conmigo, no me ha dejado solo; la prueba es que yo hago siempre lo que le agrada a él.
30. Mientras hablaba así muchos le dieron su adhesión.
EXPLICACIÓN.
21-30. El mismo lugar y los mismos oyentes, aunque más adelante (22) se hablará de “los judíos”, los dirigentes y sus adeptos. De nuevo la frase enigmática (7,34), pero explicitando el peligro que corren (cf. Prov 1,27-28). Ellos planeaban eliminar a Jesús como a un enemigo peligroso; les descubre que el peligro no está en él, sino en la hostilidad contra él. El presunto enemigo es el único que les puede salvar; rechazarlo será su ruina.
El pecado que los llevará a la muerte (Jr 31,29s) consiste en impedir, reprimir o suprimir la vida, impidiendo la plenitud a la que Dios llama al hombre. Se comete al dar la adhesión e integrarse voluntariamente en un orden o sistema injusto: el hombre se priva y priva a otros de la libertad, ejerce o acepta la opresión y se hace cómplice de la injusticia. La injusticia radical del orden social lleva la muerte en sí misma y está necesariamente abocada a la ruina, arrastrando consigo a los individuos.
Jesús sabe que no aceptarán nunca seguir a un Mesías crucificado (no sois capaces de venir); esto los obligaría a renunciar a su posición e ideales. Los dirigentes se sienten intrigados, pero no ya inquietos (7,35s) (22). Su comentario es irónico (suicidarse). No comprenden que se pueda dar la vida por amor.
Jesús les explica dónde está la diferencia radical entre ellos y él y, en consecuencia, en qué consiste su pecado (23). Lo de arriba es la esfera de Dios, la del Hombre acabado por el Espíritu; lo de abajo, la esfera sin Espíritu, la de los hombres inacabados (carne). Arriba/abajo = espíritu/carne = luz/tinieblas =vida/muerte. “El pecado”, la traición al hombre optando por el sistema injusto, llevará a cometer múltiples injusticias (los pecados) (24). La única manera de salir de la dinámica pecado-muerte consiste en reconocer a Jesús como Mesías (8,12: Luz del mundo), pasar a la esfera de arriba.
Pregunta innecesaria (25). Él es lo que ha venido afirmando: el enviado de Dios (5,36; 7,28; 8,18), el Mesías. No pronuncia este título que podía prestarse a interpretaciones nacionalistas. La denuncia de Jesús está avalada por Dios mismo, el Padre, cuyo mensaje expone (26-27). Levantar en alto (28) tiene el doble sentido de muerte y exaltación. El Hombre ha aprendido del Padre su oposición a la injusticia; su muerte demostrará su plena coherencia, la de un amor que llega hasta dar la vida, y con ella, su misión divina. Jesús no se acobarda (29), porque el Padre lo acompaña y apoya. Reacción favorable de muchos a sus palabras. La claridad de su denuncia ha hecho impresión (30).